Ángel González Abad el 08 may, 2016 La tercera del abono isidril comenzó con ilusiones de gloria y terminó con las lágrimas de un torero. El joven José Manuel Mas contempló entre sollozos como su segundo enemigo volvía a los corrales después de escuchar los tres avisos. Lance amargo para cualquier torero, pero más para un hombre de 26 años que soñaba con la tarde del domingo 8 de mayo como punto de arranque para enderezar su modesta carrera. José Manuel Mas se vio anunciado en San Isidro, una tabla de salvación, que al final ha supuesto una terrible losa de la que tendrá que luchar con todas sus fuerzas para intentar que solo sea una mala pesadilla. Mas apenas ha toreado desde su alternativa en esta misma plaza venteña en 2010. Un festejo sumó la pasada temporada, y entre tantos y tantos toreros que esperan hacer el paseíllo en Madrid para salir del ostracismo, tuvo el premio de verse en los carteles de la feria más importante del mundo. Y el hombre resolvió ante un desagradable lote de la tremenda corrida de Montealto, resolvió hasta que su falta de oficio, esa ausencia de experiencia que tantos y tantos toreros sueñan con suplir con un triunfo en Madrid, le jugó la peor de las suertes. Tres avisos, un toro vivo al corral, mientras por sus mejillas caían amargas lágrimas de desesperación. Un sueño partido, una posibilidad en la que muy pocos piensan, pero que está ahí,aguardando sigilosa para poner en evidencia la verdad y la grandeza que significa alcanzar el triunfo vestido de seda y oro. Toros Tags José Manuel MasaJuan BautistLas VentasMadridMorenito de ArandaSan Isidrotoros Comentarios Ángel González Abad el 08 may, 2016