Ángel González Abad el 27 may, 2016 Tarde de máxima expectación. El “No hay billetes” en las taquillas. La esperanza de una nueva comunión con David Mora, la ilusión por que López Simón comenzará a arrasar como en la temporada pasada. Y seis toros coloraos de El Pilar. Pero sucede a menudo, que en tardes así, una losa cae sobre la plaza de Las Ventas y el festejo comienza una cuesta abajo imparable que acaba con esperanzas e ilusiones, por muy sinceras que estas fueran. La losa, como una nube que pasa de blanca a gris para acabar en un negro nubarrón, no tiene nada que ver con que el día luzca espléndido de luz y temperatura. Y en la corrida del viernes la losa se fue cerniendo desde la arena hasta la última fila de las andanadas. Como tantas y tantas tardes. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Culpar a la corrida del Pilar, o a El Fandi, David Mora o López Simón, sería injusto. Eximirles de toda responsabilidad, también. Pero cada uno puso, o dejó de poner, su granito de arena para que al final apareciera la maldita losa. Todo se conjugó para que el sol, que daba un incomparable color al festejo, se fuera toldando por esa nube invisible que tanto se deja sentir en esta plaza. Toros Tags David MoraEl FandiEl PilarLópez SimónMadridSan Isidrotoros Comentarios Ángel González Abad el 27 may, 2016