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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

Cristina, el vídeo, Axel y sus nuevos ministros

Carmen de Carlosel

Cinco semanas más tarde la presidenta de Argentina volvió a ponerse -si no lo estaba antes- al frente del timón de Argentina. El regreso no pasó desapercibido. Primero, difundió un vídeo casero en la quinta de Olivos, realizado por su hija Florencia: Un peluche gigante con forma de pingüino, un cachorrito de carne y hueso regalo del hermano de Hugo Chávez para cumplir con la promesa del difunto, unas rosas rojas de Hebe Bonafini y el fin del luto -después de tres años- en términos absolutos. Todo, muy ordenado y cada cosa en el lugar elegido. Camisa blanca, pantalón y chaqueta negra. Risitas, gestos de mírame que estoy tremenda (y lo estaba) y cerca de siete minutos de actuación. Volvió, es ella, sin duda.
Cuando los argentinos aún no habían salido del asombro del vídeo y de su protagonista, única y principal estrella, el portavoz de la Casa Rosada, Alfredo Scoccimarro, se ocupó de los temas de Estado. El “corcho”, como le llaman sus amigos, anunció un cambio de ministros. Resultado, Axel Kicillof, el que le hizo a Antonio Brufau y a los accionistas de Repsol una jugada maestra de trilero con las acciones de Ypf, se convirtió en el jefe del Ministerio de Economía. Lo que hacía antes sin título lo hará ahora como ministro. Saldo previsible: Más de lo mismo. En otras palabras, se levanta el telón y la obra del doble cambio, cepo al dólar, inflación, fuga de reservas e inversiones modelo “cero patatero” continuará con el libreto conocido. La fe del mundo en Axel es la misma que tienen los ateos en Dios.

En el escenario nadie se salta una coma. No lo hará Jorge “Coqui” Capitanich -así le llama CFK-  ex gobernador de una provincia sumida en la desgracia como es Chaco. Tampoco, Hernán Lorenzino, -al frente de la renegociación de la deuda- el mismo que estaba antes de Kicillof en Economía y le confesó a una periodista griega, aterrado, “me quiero ir” . Ningún otro que quiera seguir saliendo en la foto pronunciará una palabra más alta que otra. Entre bambalinas la cosa cambia, se analiza el desarrollo, el nudo y el desenlace de esta nueva versión de la misma obra. Otros actores están en lista de espera. El final, no está escrito.

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