El 61,47 por ciento. Ese es el resultado que, según la Corte Electoral de Bolivia, obtuvo el Sí a la nueva Constitución de Evo Morales. Cinco días después de celebrarse el referéndum, donde sólo había una papeleta, se dio a conocer el escrutinio oficial al 100 por cien.
El lunes, en una reunión en el Centro Carter de La Paz, un grupo de invitados pronosticó cómo subiría el número de votos de adhesión a la Carta Magna. Hicieron un cálculo estimado de dos ó tres puntos y hasta lo razonaron.
Según sus argumentos, el Gobierno, después de haber anticipado que superaría el 70 por ciento, no podía tolerar quedarse a las puertas del 60 como aseguraban la totalidad no sólo de los sondeos, sino de los recuentos rápidos.
En la conversación salieron a relucir los tinteros de falsa tinta indeleble, los votos comunitarios, el control del MAS (Movimiento Al Socialismo) en la Bolivia profunda, el error del medio millón de documentos clonados que supuestamente se había corregido y el cachondeo del acta única en las mesas donde los fiscales no tenían acceso a copia.
Les escuché con cierta incredulidad pero lo cierto es que, después de conocer los resultados oficiales, acertaron.
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