Los periodistas brasileños conocen bien las dificultades que tuvieron durante los dos Gobiernos consecutivos de Luiz Inacio Lula da Silva. El ex presidente, una vez en el poder, intentó en varias ocasiones sacar adelante una legislación denunciada como censora por los medios de comunicación. El proyecto, sin enterrar del todo, podría resucitar con la Administración de Dilma Rousseff aunque, visto el sentido pragmático y ejecutivo de la flamante Jefa del Estado, dudo mucho que dedique sus energias a este tema. El comentario viene a cuento del informe del Centro Knight y el Comité de Protección a los Periodistas (CPI) difundido este martes en Sao Paulo. En el mismo, de 400 páginas, se recoge que Brasil fue campeó en 2010 en censura de artículos aparecidos en Google, como escribe Eleonora Gossman, corresponsa de Clarín. En total, 398 informaciones sufrieron la mordaza o el fundido en negro, dado el soporte digital, del Gobierno brasileño. El dato no es menor, tampoco que suponga el doble que el registrado en Libia, segundo país del mundo en la lista de censores.