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Blogs El talón de América por Carmen de Carlos

La expropiación “de facto” de Ypf

Carmen de Carlos el

La expropiación de Ypf a Repsol se consumó con el éxito previsto para el Gobierno argentino. El Congreso de Diputados celebró su fiesta “nacional y popular” y le dio a Cristina Fernández el, sí quiero. La aprobación, por 207 votos a favor frente a 32 en contra, le viene como anillo al dedo a la presidenta argentina. La viuda  de Néstor Kirchner ahora puede enseñar al mundo que sus decisiones son las decisiones del pueblo. Del que la votó y del que no lo hizo.

La mujer más poderosa de la historia argentina y primera en llegar a la Presidencia por las urnas, suma otra marca a batir en el futuro. Ningún otro proyecto de ley del Ejecutivo en democracia logró semejante respaldo en el Parlamento. El antecedente del Senado, con un apoyo absoluto, -a excepción de cuatro votos y un par de abstenciones-, anticipaba un resultado final como éste. El folclore posterior, con cánticos, bombos, banderas y muchedumbre en las calles, también era una crónica anunciada: Peronismo en estado puro aunque ahora se escriba con K y en lugar de Perón y Evita, los carteles lleven el rostro impreso de “Él” y de “ella” (Néstor y Cristina).
La sesión del jueves fue, como la de la Cámara Alta de la semana anterior, maratónica. El “déjà vu” comenzó de día y termino de noche. Todos los que podían querían hablar. Todos los portavoces, -eran cincuenta-, tomaron la palabra para legalizar una expropiación ejecutada, de “facto”, tres semanas antes. Todos, salvo el Pro (Propuesta Republicana) que dirige el conservador Mauricio Macri (jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires).
El baño de legalidad del Congreso, en su composición muy parecido al que vitoreo la suspensión de pagos en el 2001, se desbordó, como también estaba previsto, en las aguas del nacionalismo. Los diputados asumieron la ley como la reconquista de un derecho arrebatado, con malas artes, por los españoles. A la diputada del Pro, Laura Alonso, la pretendieron faltar al respeto llamándola eso, “española”. La mujer, sola ante el peligro oficialista no se amedrentó: “Los que se dicen patriotas nunca apercibieron a las empresas y las sancionaron en el momento que correspondía…Son responsables de una política errada, corrupta y contaminante… No alcanza con flamear la bandera y hablar de patriotismo cuando se cierran acuerdos corruptos en contra de los derechos del pueblo y a sus espaldas”.

Las criticas a Repsol fueron en tromba. También las calumnias y el chorreo de datos falsos y verdaderos. La empresa que dirige Antonio Brufau no encontró defensa en unos escaños que reproducen, en crudo, la realidad de la Argentina de esta década. Los diputados que no estaban con “ella” (CFK) y su proyecto de “recuperación”, fue por repudio a las formas y a su complicidad en la gestión. No por el fondo. YPF era y es para la inmensa mayoría de los argentinos, la primera joya de la abuela que vuelve al lugar de donde nunca debió salir: Su casa. El resto de los abalorios, vendidos por los mismos herederos, tiene las puertas abiertas para regresar, quieran o no quieran, al cofre “kirchnerista”. Es cuestión de tiempo.

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