Las cacerolas han resucitado en Argentina y el mensaje que transmiten no es bueno para Cristina Kirchner.
Anoche, como en los días previos a la renuncia de Fernando de la Rúa, miles de argentinos se echaron a la calle en todo el país armados de bombos, sartenes y bocinas.
Por segunda vez en tres días, el pueblo le pidió a su presidenta que no haga oídos sordos a una crisis que lleva camino de cumplir cien días.
La gente que la votó más del 45 por ciento- y la que no lo hizo, le demanda una solución inmediata para el conflicto del campo.
La terquedad y soberbia con la que el Gobierno ha manejado un problema que nunca debió existir el aumento abusivo de los impuestos a las exportaciones de las materias primas- están llevando a este Gobierno a una encrucijada peligrosa.
La ceguera del matrimonio Kirchner, que insiste en gobernar en las calles de la mano de matones y en convocar marchas de autobombo organizadas por piqueteros a sueldo, es similar a la que mostró Fernando de la Rúa durante su efímera presidencia: No son capaces de ver la realidad de Argentina
O los Kirchner abren los ojos pronto y dan marcha atrás con el campo o me arriesgo a anticipar que otros peronistas, como los gobernadores e intendentes, se los cerrarán en sentido figurado- para siempre.
El talón de América
por
Carmen de Carlos
La ceguera de los Kirchner
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