Muchos agentes quimioterapéuticos utilizados para tratar varios tipos de cáncer desencadenan inflamación en el hipocampo, una región del cerebro responsable de capacidades cognitivas como el aprendizaje y la memoria. Esta inflamación puede destruir neuronas y otros tipos de células en el cerebro.
Además, estos compuestos tóxicos dañan dendritas y axones, las estructuras que permiten a las neuronas establecer conexiones, y alteran la integridad de las sinapsis – los vínculos vitales que permiten a las neuronas trasmitir señales eléctricas y químicas. Gráficamente sería como podar las ramas y hojas de un árbol, que podrían comprometer su supervivencia si es excesiva. Las neuronas afectadas son menos capaces de transmitir mensajes neuronales necesarios para el aprendizaje y la memoria.
Dificultad para recordar cosas que antes se rememoraban sin problemas, así como fechas, nombres, palabras comunes y acontecimientos, o mayor esfuerzo para concentrarse que antes del tratamiento, son algunos de las secuelas visibles de la quimioterapia. Ese conjunto de efectos secundarios se conocen como “quimiocerebro” y se producen después del uso frecuente de la quimioterapia. El “quimiocerebro” puede persistir y se manifiesta de muchas maneras mucho después del final de los tratamientos en el 75% por ciento de los supervivientes.
Para algunas personas los cambios llegan rápido y duran poco tiempo, y otras experimentan cambios leves de larga duración. Otras veces las personas sometidas a quimioterapia experimentan deterioro cognitivo grave que es progresivo y debilitante. Y para los pacientes de cáncer pediátrico, los resultados pueden ser particularmente devastadores, dando lugar a un coeficiente intelectual reducido, comportamiento asocial y disminución de la calidad de vida.
Solucionar estas importantes secuelas podría estar un paso más cerca. Y es que los tratamientos con células madre neurales se están perfilando como una promesa para revertir los déficit de aprendizaje y memoria que siguen a la quimioterapia, según una investigación de la Universidad de California en Irvine (UCI), que se publica en Cancer Research, una revista de la Asociación Americana para la Investigación en cáncer.
“Nuestros resultados proporcionan la primera evidencia sólida de que el trasplante de células madre neurales humanas se puede utilizar para revertir los daños inducidos por quimioterapia en el cerebro“, explican los investigadores.
En los estudios preclínicos con roedores vieron que las células madre trasplantadas una semana después de la finalización de una serie de sesiones de quimioterapia restauraban una gama de funciones cognitivas. En contraste, las ratas no tratadas con células madre mostraron un deterioro del aprendizaje y la memoria significativos.
Para el estudio, las células madre neurales adultas fueron trasplantadas en el cerebro de las ratas después de la quimioterapia. Emigraron en todo el hipocampo, donde sobrevivieron y se diferenciaron en múltiples tipos de células neuronales. Además, estas células activan la secreción de factores neurotróficos de crecimiento que ayudaron a reconstruir las neuronas dañadas.
Los investigadores destacan que las células injertadas protegían a las neuronas de las ratas, evitando así la pérdida o promoviendo la reparación de neuronas dañadas y sus elementos estructurales más finos, denominados espinas dendríticas.
“Esta investigación sugiere que las terapias con células madre algún día se llevarán a cabo en la clínica para proporcionar alivio a los pacientes que sufren trastornos cognitivos como resultado de sus tratamientos contra el cáncer. Aunque todavía queda mucho trabajo, un ensayo clínico que analice la seguridad de este enfoque podría estar disponible en unos pocos años.”
Investigación Pilar Quijadael