ABC
Suscríbete
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizMi ABCABC
Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

¿Podrán manipular nuestras decisiones?

Pilar Quijadael

Año 2054, el detective John Anderton (Tom Cruise), jefe de la fuerza de policía PreCrimen en Washington, vive en un mundo donde la privacidad es solo un recuerdo del pasado. El sistema de reconocimiento óptico de la ciudad impide que nadie pueda dar un paso pasando desapercibido. Cuando Anderton es perseguido por la justicia, tendrá que recurrir a un trasplante de ojos para poder eludir los múltiples controles que hacen posible rastrear cada uno de sus movimientos a través de sus ojos y le impiden ponerse a salvo. Se trata de la película de ciencia ficción  Minority Report, estrenada 2002. Dirigida por Steven Spielberg, está basada en un relato corto de 1956 de Philip K. Dick titulado El informe de la minoría Ediciones Minotauro.



Una vez más la realidad se acerca peligrosamente a la ficción… Un estudio de tres Universidades asegura en PNAS que los dispositivos de seguimiento óptico, como en la película, permitirían no solo seguir paso a paso a una persona, sino también, y esto es más preocupante aún, podrían influir en sus decisiones…

Y es que al parecer, cada vez que nos debatimos en un proceso de toma de decisiones, nuestros ojos van de un lado a otro, reflejando nuestras dudas. “Los científicos ya sabían que cuando miramos hacia uno u otro plato de un menú, por ejemplo, nuestros patrones de mirada revelan lo que podríamos elegir. Nuestra contribución principal es mostrar que controlando exactamente cuando alguien toma una decisión, podemos influir en su decisión“. Inquietantes palabras de Daniel Richardson, uno de los autores del estudio de las Universidades de Lind (Suecia), Pública de Londres y Merced de California. Y es que asegura, los oídos no pueden hablar, los labios no pueden oír, pero los ojos pueden hacer ambas cosas, emitir señales y percibirlas.

Pero la cosa aún pinta peor, si tenemos en cuenta la opinión de otro de los autores, Petter Johansson, de la Universidad de Lund: “Hoy en día, los teléfonos móviles están dotados de todo tipo de sensores. Algunos incluso son capaces de realizar un seguimiento de los movimientos oculares. Simplemente mediante el control de los pequeños cambios en nuestro comportamiento, éstos dispositivos tienen el potencial de influir en nuestras decisiones en formas que no eran posibles antes”.

Para afirmar que “interceptando” nuestra mirada en el momento preciso pueden sesgar nuestras decisiones, se sirvieron de un dispositivo que sigue los ojos para vigilar ‘la mirada de los voluntarios mientras pensaban acerca de cuestiones morales complejas como ¿el asesinato puede estar justificado alguna vez? A los participantes les daban a elegir entre dos alternativas para cada pregunta, y se les pedía que eligieran la opción que consideraban moralmente correcta.

Aunque no eran conscientes de ello, los movimientos oculares de los participantes determinaban el momento en que les pedían que tomaran una decisión sobre la pregunta planteada. Para cada ensayo, se seleccionó al azar una alternativa de respuesta, y una vez que el rastreador ocular había registrado que los participantes habían mirado esa respuesta durante cierto tiempo, se les pidió que tomaran su decisión inmediatamente.

Los resultados mostraron que las decisiones morales de los participantes estaban sistemáticamente sesgadas hacia la respuesta que los investigadores habían elegido. En general, optaban por la alternativa seleccionada al azar por los investigadores como si fuera su propia opinión moral en el 58% de los ensayos, en lugar del 50% cuando no existía tal manipulación.

“Lo que encontramos en este estudio es que el momento preciso en que tomamos nuestras decisiones puede tener una poderosa influencia sobre las elecciones que terminamos haciendo. El proceso de llegar a una decisión moral no sólo se refleja en la mirada de la gente, sino que también se puede determinar por ella”, concluye Philip Pärnamets, de la Universidad de Lund, otro de los autores del estudio.

La decisión de los participantes fue sesgada sin mediar palabra. En cambio, el estudio explota el hecho de que la mirada de la gente revela, momento a momento, sus procesos de pensamiento. Esto sugiere que el proceso de alcanzar una decisión moral se interconecta con lo que vemos a nuestro alrededor. Y al revés, que los procesos de decisión se reflejan en la mirada, explica  Pärnamets.

“En otras palabras, la misma interacción que ocurre entre el cerebro, la mano y el ojo cuando asimos una taza de café, también está implicada en el razonamiento si algo es moralmente correcto o incorrecto”, dice Daniel Richardson, uno de los autores del estudio de la University College de Londres.

Muchas de las opciones a las que nos enfrentamos en la vida cotidiana tienen un carácter moral, desde decidir si se debe dar dinero a una persona sin hogar que está pidiendo hasta si separamos los materiales reciclables de la basura. A menudo asumimos nuestras opiniones morales se basan en preferencias estables, y sin embargo podrían surgir sobre la marcha como resultado de cómo se mira e interactua con el entorno.

Dos puntualizaciones: La muestra estaba compuesta por 61 participantes, un número demasiado bajo para darle una gran validez al estudio. El 58% por ciento de “persuasiones” logradas por los investigadores está muy cerca del 50%, que correspondería a una elección hecha al azar, o lo que es lo mismo a una coincidencia.

Post relacionados

¿Por qué los ojos reflejan el deseo?Joaquín Fuster: “Gran parte de las decisiones que tomamos son fruto del inconsciente”En ABC.es

Ranulfo Romo: “Es probable que no seamos otra cosa que títeres de nuestras neuronas” 

Ciencia Pilar Quijadael

Post más recientes