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Blogs Bukubuku por Emilio de Miguel Calabia

De amigos a rivales (y 7)

Emilio de Miguel Calabiael

2022 fue el año en el que la Administración Biden quiso dar una estructura a sus políticas de contención de China. Fue el año de la Estrategia para el Indo-pacífico y del Marco Económico Indo-pacífico (IPEF).

La Estrategia para el Indo-pacífico se dio a conocer en febrero de 2022 y la reacción de los analistas fue de decepción. La Estrategia empieza definiendo a EEUU como una potencia indo-pacífica. Con respecto a China, la Estrategia dice: “Nuestro objetivo no es oponernos a China. Nuestro objetivo no es contener a China. Nuestro objetivo es asegurarnos de que las reglas y normas internacionales son respetadas y esto incluye el área de las disputas internacionales”. Esta frase puede tomarse por lo que dice o verse como una excusatio non petita. Algunos de los retos que señala en la región son: el cambio climático, la pandemia del covid-19, los programas nuclear y misilístico de Corea del Norte, los desastres naturales, la escasez de recursos, los conflictos internos, los desafíos al buen gobierno. Como herramientas para responder a estos retos, la Estrategia señala: modernizar sus alianzas de longa data, fortalecer los partenariados emergentes e invertir en organizaciones regionales. Esto es EEUU apuesta en la Estrategia por las alianzas y el multilateralismo.

La visión geopolítica que persigue la Estrategia es: 1) Una ASEAN central en la región y pro-occidental (“Fortalecer una ASEAN empoderada y unida”); 2) Una India que juegue un papel de liderazgo fuerte en la región; no hace falta especificar que es con el fin de que haga de contrapeso a China (“Apoyar el ascenso continuo y el liderazgo regional de India”); 3) Un Japón y una Corea reconciliados (“Expandir la colaboración EEUU-Japón-Corea”) ; 4) Un Quad eficaz y convertido en un actor importante en el Indo-pacífico (“Ofrecer resultados en el Quad”). La Estrategia parece encauzarlo hacia una asociación de cooperación para un sinfín de actividades (responder al covid-19 y a la seguridad sanitaria global, trabajar en tecnologías críticas y emergentes, construir una red verde de transporte marítimo, fijación de estándares elevados de infraestructuras…); 5) Unos Estados insulares del Pacífico resilientes. La Estrategia norteamericana, entre otras cosas, abordará las deficiencias de infraestructuras de estos países, les ayudará en la gestión de sus abundantes recursos pesqueros, les facilitará el transporte (uno de los grandes desafíos de estos Estados es conectar sus islas poco pobladas y muy alejadas unas de otras).

Un complemento de la Estrategia fue el Marco Económico para el Indo-pacífico (IPEF). El Marco fue una solución imaginativa, pero de eficacia cuestionable, para resolver la situación que había creado Trump al retirar a EEUU del TPP. Volver al TPP o negociar algún tipo de tratado de libre comercio estaba fuera de cuestión. El Congreso y la opinión pública ya no tenían apetito por los tratados de libre comercio.

El Marco aspiraba a fijar unos estándares elevados para la economía del siglo XXI y constaba de 4 pilares: economía conectada, economía resiliente, economía limpia y economía justa. Pero le faltaba la zanahoria que hubiera sido garantizar el acceso al mercado norteamericano a los países que participasen en el IPEF. Todo lo que hubo fue una vaga incitación, indicando que los países firmantes lo tendrían más fácil para acceder a dicho mercado, al haber elevado sus estándares. En todo caso, los trece países asiáticos que se adhirieron al IPEF, lo hicieron más por consideraciones geopolíticas que por consideraciones meramente económicas.

A la altura de 2024 ya ha producido algunos resultados: 1) Un Acuerdo sobre Cadenas de Suministros, que busca aumentar la resiliencia en varios sectores críticos y en momentos de crisis; 2) Un Acuerdo sobre la Economía Limpia, que aborda la transición energética verde mediante cooperación en innovación e inversiones y tecnologías verdes; 3) El Acuerdo sobre Economía Justa, que busca crear un terreno de juego igual para todos con medidas tales como la lucha contra la corrupción y la evasión fiscal, la transparencia y el intercambio de información. Justamente una de las cosas de las que se ha acusado a las prácticas comerciales chinas es que promueven un terreno de juego desequilibrado en favor de China; 4) Acuerdo sobre el IPEF, que crea un Consejo y una Comisión Conjunta, que se reunirán anualmente y facilitarán la operativa de los acuerdos del IPEF.

Una carencia es que no ha podido haber acuerdo en el pilar comercial, que cubre las cuestiones laborales, el medio ambiente, la economía digital, la agricultura, la política de competencia, las prácticas regulatorias, la facilitación del comercio, la cooperación económica y la asistencia técnica. Los responsables de la falta de acuerdo han sido la economía digital y las normas laborales. En todo caso, está por ver si un Congreso dominado por los republicanos querrá decir algo sobre unos acuerdos que tocan materias que a menudo están incluidas dentro de los tratados de libre comercio.

La estrategia de Biden con respecto a China incluía dos elementos más. El primero, recurrir a los aliados, algo que éstos recibieron con alivio tras el mandato de Trump. Ejemplos fueron cómo la Administración Biden procuró el reencuentro entre Japón y Corea y la firma del AUKUS. El segundo, no cerrar la puerta al diálogo con China en cuestiones importantes en las que la cooperación era necesaria y podía funcionar, como el cambio climático y la no proliferación.

¿Funcionó la política China de Biden? La impresión es que lo hizo bastante bien. La economía norteamericana recuperó dinamismo y sentido de dirección. Mientras que en China se producía desinversión, EEUU fue capaz de atraer más inversión. La Bolsa norteamericana tuvo unos resultados superiores a las Bolsas chinas. Las relaciones de China con los países occidentales se habían vuelto más problemáticas. ¿Efecto de Biden o algo que estaba condenado a suceder en todo caso? Pienso más bien en lo segundo, pero no cabe descartar por completo que lo primero tuviera algo de influencia.

¿Que cabe esperar de Trump 2.0? Durante su primer mes de mandato ha sido extraordinariamente suave con China. Mucho más, desde luego, que con la UE o Ucrania. Como era de esperar ha amenazado a China con tarifas, que seguramente se harán realidad. No sé si el hecho de que Tesla produzca en China la mitad de sus vehículos tiene algo que ver. También da la impresión de que su compromiso con Taiwán es más tibio. En otro orden de cosas, su acercamiento a Putin podría verse como un intento de introducir una cuña en la alianza ruso-china. No creo que Trump cancele las restricciones a las exportaciones de tecnología a China que Biden impuso y que tuvieron un efecto. Pienso que si durante su mandato China y EEUU son capaces de encontrar un acuerdo comercial, las relaciones podrían encauzarse de manera positiva para ambos.

2023: Valor de los intercambios comerciales: 590.000 millones $. Déficit norteamericano: 279.000 millones $ (el primer descenso significativo desde finales de los ochenta).

 

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