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Hermanos enemigos (4)

Emilio de Miguel Calabia el

La puesta de largo internacional del nuevo régimen chino tuvo lugar el 14 de febrero, que muy adecuadamente es el día de San Valentín, cuando firmó con la URSS el Tratado de Amistad, Alianza y Ayuda Mutua y varios documentos anejos. La negociación fue ardua y Stalin no desperdició ninguna ocasión para humillar a Mao y mostrarle quién era el hermano mayor en esa relación. Los principales acuerdos fueron: 1) La restauración a China del control pleno sobre los puertos de Port Arthur y Dairen y sobre el ferrocarril de Changchun, aunque fuese con algunas condiciones; 2) La concesión a China de un crédito por valor de 300 millones de dólares que vino con tantas condiciones ligadas, que fue cualquier cosa menos generoso. La mitad del crédito debía utilizarse para adquirir material militar soviético y la otra mitad para la compra de plantas y equipos industriales pesados. Y, además, China tenía que aceptar la constitución de empresas conjuntas para explotar los recursos mineros y petrolíferos de Manchuria y de la frontera de Xinjiang; 3) Consultarse en todas las cuestiones internacionales que afectasen a sus intereses comunes; 4) La RPC reconoció la independencia de Mongolia, que hasta 1911 había formado parte del imperio Qing.

El Tratado pronto se vería sometido a prueba: el 25 de junio de 1950 Corea del Norte invadió Corea del Sur. El líder norcoreano, Kim Il-sung, había convencido a Stalin de que la guerra sería rápida y terminaría con la conquista total de Corea del Sur y había recibido su luz verde. Stalin, además, sobre la base de algunas declaraciones públicas del presidente Truman, estaba convencido de que EEUU no intervendría. Kim Il-Sung casi acertó. Seis semanas le bastaron para conquistar toda Corea, salvo el perímetro de Pusan, en el sur. De ahí no pasaría.

Dado que las fuentes chinas y norcoreanas están selladas, tenemos que recurrir a las fuentes soviéticas para tratar de adivinar cuál fue la postura de Mao sobre la guerra de Corea y tratar de deducir qué le llevó a involucrar al Ejército Popular de Liberación en octubre de 1950.

Es casi seguro que Mao conocía los planes de Kim de reunificar Corea por la fuerza. Lo que no está tan claro es si le animó o si trató de disuadirle. Lo más probable es que se remitiese a lo que dijese Stalin. En principio no parece que China tuviese deseos de involucrarse directamente en la guerra. No obstante, todo cambiaría cuando las tropas norteamericanas llegaron a la orilla del río Yalu, que define la frontera entre China y Corea del Norte.

Ha habido mucho debate sobre los motivos que llevaron a Mao a mandar tropas a Corea en octubre de 1950. Los motivos debieron de ser muchos y estar entremezclados. El motivo ideológico de la lucha contra el imperialismo occidental pudo influir, pero no creo que fuera el preponderante. Seguramente Stalin empujó a Mao a intervenir; Stalin no quería que Corea del Norte cayera, pero tampoco quería enviar tropas de tierra, ni fuerzas acorazadas. Más allá de los motivos ideológicos y de la intervención de Stalin, Mao tenía motivos propios para involucrarse en la guerra: 1) Evitar estar en directo contacto en el río Yalu con un régimen pro-occidental que, además, permitiría seguramente la presencia de tropas norteamericanas en su suelo. Si la frontera entre una Corea unificada y pro-occidental se fijaba en el Yalu, China se encontraría con 1.000 kilómetros extras de frontera que defender, en un momento en el que sus recursos estaban ya sobreextendidos; 2) Dar estabilidad a su régimen y evitar que los agentes y elementos pro-KMT que aún quedaban en China continental se vieran galvanizados por la victoria norteamericana.

La guerra de Corea introduciría ciertos resquemores en las relaciones chino-soviéticas. China puso 900.000 muertos, entre los que se contó el hijo de Mao, y sintió que la URSS no había sido lo suficientemente generosa en su ayuda bélica. Efectivamente, ¡les hizo pagar por parte del material bélico que les proporcionó! Aunque el esfuerzo bélico mayor lo habían hecho chinos y norcoreanos, los soviéticos tuvieron un papel preponderante en las negociaciones que llevaron al armisticio. De hecho las negociaciones se aceleraron cuando consideraciones de política interna (la muerte de Stalin acaecida el 5 de marzo de 1953), hicieron que los sovieticos quisieran cerrar el capítulo coreano lo antes posible.

Stalin no había sido especialmente generoso con China. El propio Mao le diría cinco años después de su muerte al Embajador soviético en Pekín que los rusos “nunca han tenido fe en el pueblo chino y Stalin estaba entre los peores” y añadiría “[Para vosotros] los rusos son de primera clase, mientras que los chinos están entre los de abajo, que son tontos y descuidados”. Ideológicamente discrepaban, cualquier ayuda que Stalin había proporcionado a China se la había hecho pagar a precio de oro y en muchas ocasiones perjudicó los intereses de China y del PCCh para dar prioridad a los de la URSS. Es muy probable que Stalin hubiera preferido cualquier líder chino antes que a Mao. No obstante, Mao respetaba a Stalin y no podía dejar de verle como una suerte de hermano mayor. Ahora, con Stalin muerto, Mao podía reivindicar un papel de liderazgo en el mundo comunista.

 

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