Los malos y Mahathir Mohamed tienen algo en común: nunca se cansan, son inasequibles al desaliento. Cuando parecía que el modelo de APEC impulsado por EEUU se había impuesto, llegó la crisis asiática de 1997, que dejó mucho resentimiento en Asia contra EEUU y el Fondo Monetario Internacional. Fue ése el momento en el que Mahathir recuperó su idea del Grupo Económico de Asia Oriental.
El momento parecía propicio para la iniciativa de Mahathir, pero la premura y unilateralismo con los que la lanzó y su retórica fieramente anti-occidental asustaron a algunos, especialmente a Japón que, en el esquema de Mahathir, debía asumir un papel de liderazgo. No obstante, una versión aguada de la idea de Mahathir apareció discretamente en diciembre de 1997 en Kuala Lumpur: ASEAN + 3.
ASEAN + 3 reúne a los diez países de ASEAN con los tres grandes Estados del Noreste de Asia Oriental, China, Corea y Japón. El formato se consolidó e institucionalizó en 1999, durante la Cumbre ASEAN + 3, que se celebró en Manila. ASEAN + 3 evolucionó y se convirtió en algo que era más y menos de lo que ambicionaba Mahathir. Era menos, porque no logró el grado de cooperación e integración económicas que quería Mahathir. Era más, porque empezó a abordar cuestiones que iban más allá de lo económico comercial, como podían ser la gestión de desastres, los contactos entre sociedades civiles, el desarrollo rural, el tráfico de seres humanos y el desarrollo sostenible.
Sobre la base de la experiencia de ASEAN + 3, en 2004 ASEAN creó otro formato: ASEAN + 6 (los tres nuevos países eran Australia, la India y Nueva Zelanda), que se reuniría en la Cumbre de Asia Oriental, cuya primera reunión tuvo lugar en Kuala Lumpur en diciembre de 2005. Con la aparición de ASEAN + 6, podemos imaginarnos la cooperación económica y comercial desde el punto de vista de ASEAN como un mecanismo de tres velocidades. En el centro, el motor es ASEAN, que impulsa las otras dos agrupaciones. A continuación viene ASEAN + 3, que es el núcleo para la creación de una comunidad económica de Asia Oriental. ASEAN + 6 sería el añadido para que la comunidad económica sea realmente pan-asiática.
En los años posteriores a la crisis asiática de 1997, APEC realizó pocos avances en materia de liberalización comercial. El Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico parecía que no iba a llegar nunca. En 2005, cuatro pequeñas economías muy dependientes del comercio- Brunei, Chila, Nueva Zelanda y Singapur-, establecieron el Partenariado Transpacífico. Se trataba de un acuerdo de cierta ambición, ya que no sólo se refería al comercio de bienes y servicios, sino que incluía materias que suelen ser difíciles de tratar en muchos acuerdos de libre comercio, como las reglas de origen, la propiedad intelectual, las licitaciones públicas y las políticas de la competencia. El acuerdo habría podido quedar como una mera curiosidad, si no fuera porque EEUU mostró interés en negociar con los países del Partenariado en 2008. El interés norteamericano empujó a otros países a interesarse por el Partenariado: Australia, Canadá, Japón, Malasia, Perú y Vietnam.
El TPP era una iniciativa muy ambiciosa. Pretendía ir más allá de los acuerdos comerciales al uso y convertirse en el modelo para los acuerdos de libre comercio del siglo XXI. Lo tenía todo: protección de los derechos laborales, reglas medioambientales, protección reforzada de la propiedad intelectual (uno de los puntos más criticados por la ventaja que daba a las farmacéuticas por encima de cualesquiera preocupaciones por la salud pública), mayores garantías para los inversores e introducción de mecanismos novedosos en casos de conflictos con los Estados… Pero además de un acuerdo comercial avanzado, era un golpe geopolítico magistral del presidente Obama. Había logrado crear un área comercial en Asia-Pacífico que miraba hacia EEUU y asumía sus reglas. Mejor todavía, China no estaba en el ajo. Si China quería ingresar en el TPP, en cuyas negociaciones no había participado, tendría que avenirse a todas las reglas del mismo y algunas de ellas eran auténticos sapos que se tendría que tragar. Otro país que era consciente de que el TPP era un golpe maestro geopolítico fue Japón. De pronto vio cómo podía proteger sus relaciones comerciales con EEUU y, de paso, aislar comercialmente a su rival China.
La primera gran cagada geopolítica que cometió el presidente Trump ocurrió en su primer día de mandato. Ese día, sin haberse informado previamente de lo que era el TPP, sacó a EEUU del mismo. El ruido de los descorches de las botellas de champán en China debió de oírse en San Francisco.
Los otros once países firmantes del TPP quedaron huérfanos, pero decidieron seguir adelante y concluyeron el Acuerdo Integral y Gradual del Partenariado Transpacífico (CPTPP), que era básicamente el antiguo TPP, pero sin las reglas que habían sido incorporadas para satisfacer los intereses de EEUU. En un guiño a la gran potencia, señalaron que esas reglas podían recuperarse si EEUU volvía al Tratado. No obstante, después de un año de mandato, Biden no ha dado señales de que quiera regresar al CPTPP. Desde la Administración Trump el ambiente en Washington es proteccionista y tal vez el CPTPP no sea ya lo que requiera la compleja situación en el Indo-pacífico. Aparentemente la Administración Biden estaría trabajando en un Marco Económico para el Indo-pacífico, que no se limitaría a lo comercial, sino que haría más hincapié en la cooperación tecnológica, los estándares en las infraestructuras y las cadenas de valor.
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