En todos los rincones de Venezuela se están multiplicando las colas para comprar alimentos, medicinas y productos esenciales que pueden encender la pradera con una chispa. El descontento lo llevan por dentro desde hace muchos años pero en los últimos tres años la búsqueda de productos básicos forma parte del pan nuestro de cada día, una rutina que ahora se ha acrecentado por la angustia y la penuria de los 30 millones de venezolanos que viven el empeoramiento de la situación económica.
Y es que nunca antes el pánico se había apoderado de la población como ahora. El aproximarse a una hambruna era impensable ni siquiera cuando el precio del petróleo estaba a 7 dólares el barril porque había suficientes reservas monetarias para atajar el golpe de la caída. En los últimos 16 años el país tuvo una bonanza de 100 dólares el barril, que sobrepasaron el trillón de dólares de ingresos por sus exportaciones petroleras, que ahora no se ven por ningún lado porque el gobierno chavista lo despilfarró y dejó a los venezolanos más pobres que antes del boom petrolero.
La gente vive asustada por la escasez y no le hace caso a los desmentidos del ministro de Alimentos, Carlos Osorio, al ministro de Hábitat, Ernesto Villegas, y a todo portavoz chavista que diga que el desabastecimiento es culpa de la campaña mediática y de las redes sociales. Recordemos que el 99% de los medios de comunicación está controlado por el oficialismo.
El dirigente opositor Henrique Capriles advirtió hoy que el pueblo “comienza a desesperarse y se le agota la paciencia” con la multiplicación de las filas en grandes y pequeños mercados para intentar abastecerse de artículos básicos, reseñó la agencia EFE.
“Esperamos que no sea a eso a lo que están jugando desde el Gobierno para crear situaciones (de violencia) que solo los beneficiarían a ellos”, escribió en su habitual columna dominical.
El candidato de la alianza partidista opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las últimas elecciones presidenciales verificó que “durante estos últimos días la escasez comenzó a sentirse con más fuerza en Caracas y se agrava en otros estados del país”.
Desde el Gobierno, apuntó, “prometen normalizar el suministro de alimentos, pero la realidad es que las colas se multiplican a lo largo y ancho de nuestro país, y esto es solo una pequeña parte de la crisis que estamos viviendo, quizás la que más sentimos porque se trata del día a día”.
La crisis económica nacional, donde el desabastecimiento y el encarecimiento de los productos que sí se consiguen son algunas de sus expresiones, “es el resultado de un modelo fracasado, corrupto e impuesto por quienes (…) se dedicaron a confiscar y expropiar tierras y empresas, destruyendo la producción nacional”, evaluó.
En Valencia las colas llegan a las carreteras
Alfredo Romero, director del organismo no gubernamental Foro Penal Venezolano, informó a través de la red social Twitter que varios consumidores han sido detenidos acusados de propiciar desórdenes en las filas.
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