El mes de septiembre ha sido fatal para Alex Saab y Hugo ‘Pollo’ Carvajal, dos fugitivos venezolanos que cayeron como dos pájaros de un solo tiro en manos de la justicia internacional a pedido de los Estados Unidos, por corrupción, lavado de dinero y narcotráfico.
La captura de los dos extraditables ha dejado a todos sorprendidos por el espectacular operativo policial y judicial desplegado en Cabo Verde y España.
El primero lleva unos 15 meses arrestado en Cabo Verde esperando por la autorización de extradición del Tribunal Constitucional del país africano, cuya sentencia del 8 de septiembre, espera por su ejecución en los próximos días.
El segundo fue descubierto esa misma semana en su escondite madrileño tras casi dos años de estar esquivando su extradición a los tribunales de Estados Unidos, que ya lo ha decidido la Audiencia Nacional española desde 2019.
Sea como sea y los atajos que tomen cada uno de los fugitivos, ambos terminarán tarde o temprano en manos de la justicia norteamericana. Alex Saab ha dicho que no cantará para no traicionar a su amigo Nicolás Maduro, pero el Pollo Carvajal ha dicho que tirará de la manta para no caer solo, en referencia al gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de Podemos.
Alex Saab, nacido en Barranquilla, Colombia, es el principal operador comercial y financiero, primero de Hugo Chávez y luego de Nicolás Maduro, que amasó su fortuna valorada en más de 1.500 millones de dólares, beneficiándose de la asignación de dólares preferenciales para importar alimentos con sobreprecios, traficar con el oro de sangre, petróleo, narcotráfico y construcción de viviendas populares.
El multimillonario Saab es el testaferro más consentido del régimen. Maduro ha gastado millones y millones para hacer campaña a favor de su liberación dentro y fuera de Venezuela con caravanas y la contratación de los más costosos bufetes de abogados para su defensa como el de Baltazar Garzón. Así compra y compromete su silencio. Pero eso no garantiza que se salve de la extradición y de la impunidad.
Incluso lo ha incorporado en la mesa de negociación que mantiene con la oposición en el diálogo que se celebra en México desde el 13 de agosto. Aún no ha dicho cómo será su participación si virtual o presencial.
Con Saab, Maduro pretende legitimarse y lavar su cara. Pero es como limpiarse la cara con un trapo sucio.
En cambio, del Pollo Carvajal, que fue jefe de inteligencia durante Chávez y Maduro, el régimen no apuesta ni un duro por su libertad, sabe que va a cantar, especialmente su vinculación en el narcotráfico, lo que compromete al chavismo en el poder. Así lo ventila a los cuatro vientos por twitter a ver quién ataja sus amenazas.
Para los venezolanos el arresto de los dos extraditables es sentir cierto alivio a tanta impunidad y corrupción obscena que exhibe el chavismo desde hace 22 años.
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