Hugo Chávez no ha podido ocultar su odio y resentimiento cuando manifestó el pésame por el dos veces presidente Carlos Andrés Pérez, mejor conocido por sus iniciales CAP, a quien no pudo derrotar con su intentona golpista del 4 de febrero de 1992.
En cada una de sus palabras destila rabia, encono y aborrecimiento contra lo que representa CAP. Basta escuchar el tono que utilizó en la arenga que dio ayer en la guarnición militar en Maracay.
Pero su odio fue rechazado con un ruidoso “cacerolazo”, como protesta que interrumpió su discurso amargo e inapropiado. Mejor no hubiera dado ningún pésame.
Hasta después de su muerte CAP sigue causando rencillas y sentimientos encontrados. Sus dos familias habidas de sus matrimonios con Blanca Rodríguez y luego con Cecilia Matos se pelean su entierrro.
La primera familia de Rodrígue quiere repatriar sus restos y enterrarlo en Venezuela pero la segunda familia de Matos en Miami alega que será llevado cuando haya libertad y democracia en el país, según su última voluntad.