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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

Un harakiri parlamentario

Ludmila Vinogradoff el

 

La propuesta que han lanzado los tres partidos mayoritarios de la oposición de eliminar el gobierno interino de Juan Guaidó y reemplazarlo por una junta administradora no es más que un harakiri parlamentario, una locura suicida que pone en bandeja de plata a todos los venezolanos en manos del régimen de Nicolás Maduro para que se perpetúe en Miraflores.

El pasado jueves 22 de diciembre será recordado como el día de la felonía, de la canallada y de la puñalada trapera cuando 69 de los 112 diputados elegidos en el 2015 decidieron ‘’eliminar todo el gobierno interino, a excepción de tres instancias que consideramos son necesarias para la defensa de los activos de la República de Venezuela en el exterior’’.

La decisión de los partidos proponentes Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Primero Justicia (PJ) -3 del G4- a excepción de Voluntad Popular (VP) supone disolver lo poco que queda del parlamento legítimo, ya vencido en el 2021, pero que ha sido continuado por la Comisión Delegada parlamentaria bajo la figura de la ley de transición amparada en el artículo 233 de la constitución venezolana.

Tras 4 años en funciones Guaidó ha solicitado continuar presidiendo el interinato y estar al frente de la AN un año más en el 2023 pero sus aliados no lo quieren así. Los intereses mezquinos de los 3 partidos han podido más y han dejado en la orfandad a los venezolanos que han padecido 23 años de dictadura.

Por si no se han dado cuenta la traición del G-3 afecta el diálogo que se había reanudado en México entre la oposición y el régimen de Maduro, han debilitado y vulnerado a la oposición, y las elecciones primarias de la Plataforma Unitaria que ya fueron convocadas oficialmente para el 25 de junio del 2023 para elegir al candidato de la unidad que enfrentará al candidato del chavismo.

La esperanza de recuperar la libertad y la democracia en el país se aleja ahora con el harakiri opositor parlamentario del G-3 y facilita la continuidad del régimen madurista en el poder pues una vez disuelto el parlamento de la oposición el camino queda allanado para lograr su hegemonía absoluta.

El camino estará libre de obstáculos para el chavismo. Nada le impide al régimen adelantar ahora las elecciones presidenciales y si a la oposición no le ha dado tiempo de organizar las primarias para llevar un candidato unitario en junio del 2023, sino más de 20 aspirantes opositores, tendremos a Maduro para rato.

También le facilitará el acceso a los activos del país como el oro venezolano en Inglaterra, la empresa petrolera de Citgo en Estados Unidos y bienes en otros países. Y la eliminación de las sanciones de EEUU y Unión Europeas.

Ya el Departamento del Tesoro de EEUU ha declarado que reconoce al líder Guaidó del gobierno interino para la representar la defensa de los activos y no a la AN venezolana.

Guaidó no es la monedita de oro y no gusta a todos sus adversarios políticos, pero es el único que ha enfrentado a Maduro, el único que ha propuesto una ruta para salir de la tiranía y el único reconocido internacionalmente. Entregar su cabeza al chavismo es entregar la única institución democrática con la que cuenta la oposición. El harakiri del G3 es un salto al vacío. Ningún país va a reconocer su junta administradora.

Este panorama desolador para la democracia venezolana será responsabilidad directa del G-3. La historia se lo cobrará bien caro con la desaparición de AD, UNT y PJ por el repudio y la indignación que han provocado en la sociedad civil.

Solo un milagro podría revertir este desastre. El jueves 29 es la segunda discusión parlamentaria de las dos propuestas y ganará en definitiva la que obtenga mayores votos. Todavía no es seguro que el G3 se imponga. Es momento de la unión, rectificación y reflexión nacional.

 

 

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