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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

La represión sin límites

Ludmila Vinogradoff el

La brutal  represión que ha lanzado Nicolás Maduro con su brazo armado que es la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) contra la población civil desarmada no tiene límites ni moral ni nada. Ahora ha atacado a las familias de los venezolanos dentro de sus propios hogares sin ninguna piedad ni consideración.

Los efectivos de la GNB se ensañaron contra las residencias de los manifestantes porque habían dejado las calles desiertas y solitarias por el paro cívico del jueves, convocado por la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), una protesta más de las 120 continuas que han vivido los venezolanos desde el 1º de abril, para rechazar la constituyente comunal de Maduro.

Los diputados Freddy Guevara y José Manuel Olivares informaron que el paro alcanzó un 85 por ciento de participación en todo el país y lamentaron  el asesinato de Rodney Tejera en los Altos Mirandinos  y Andrés Uzcátegui en Carabobo durante las protestas registradas en la jornada. Destacó que en Aragua también falleció un hombre a consecuencia de inhalar gases lacrimógenos.

La represión ya se ha cobrado la vida de 100 personas durante casi cuatro meses de protestas. Han arrestado a más de 4.000 y la cifra de presos políticos aumentó a 444.

GNB

 

Los ataques contra las familias también han sido masivos. Y es otra violación a los derechos humanos porque está prohibido disparar contra edificaciones de viviendas civiles.

Es probable que las amenazas del general Sergio Rivero, nuevo comandante de la GNB, se hayan cumplido cuando un día antes del paro ordenara a los jefes de Unidades Tácticas a “apagar cualquier candelita que se prenda…lo que nos queda es atinar la puntería y dar el jueves un golpe duro a estas ratas escuálidas”.

Así lo denunció el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, y lamentablemente la escalada represiva de los miembros de la GNB le ha dado la razón.

Los hogares de las residencias Los Ruices, al este de Caracas, frente a la estatal Venezolana de Televisión, se vieron sacudidas por la arremetida de las bombas lacrimógenas. Los uniformados de la GNB dispararon desde la azotea de la estación de televisión estatal contra las ventanas de los edificios y muchos niños y ancianos salieron asfixiados por los gases.

El asedio implacable de la guardia contra las residencias de Los Ruices duró tres horas.  Todos sus residentes estaban en su domicilio y fueron afectados. Y sin embargo, Maduro culpó al alcalde de Sucre, Carlos Ocaríz, de ser responsable de la violencia, como si él comandara a la GNB.

Otro tanto ocurrió en la Fuente en El Paraíso, al oeste de Caracas,  un antiguo bastión rojo donde quedan pocos chavistas. Había un mercadillo de hortalizas y frutas, que se instala en ese lugar todos los jueves y mucha gente había acudido para hacer las compras. Pero una tanqueta cisterna antimotín  arremetió contra el mercadillo destrozando los toldos y puestos de los verduleros y para colmo los militares robaron todo el dinero de la venta del día.

Como no se conformaron con acabar el mercadillo de La Fuente de El Paraíso entonces la tanqueta lanzó su fuerte chorro de agua a los edificios destrozando los cristales de las ventanas.

Y así los ejemplos sobran de todas las atrocidades que cometieron los uniformados de la GNB durante la huelga. Ese fue el “duro golpe” que el comandante Rivero prometió a las familias en sus casas.

 

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Ludmila Vinogradoff el

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