La nueva directiva del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, no está dispuesta a permitir las críticas al interior de su organización ni siquiera a que se laven los trapos sucios en casa y mucho menos a que se ventilen fuera de sus cuatro paredes. Con esa medida quieren impedir alguna rebelión en la granja.
Y para que sus “camaradas” no piensen que están jugando o son simples amenazas del autoritarismo chavista que heredaron de su fundador entonces la cúpula del PSUV decidió remover, que en este caso es una expulsión diplomática, de sus cargos a siete miembros de la directiva, todos ellos por criticar la gestión del presidente Nicolás Maduro.
En la lista de los destituidos figuran cuatro mujeres: la ex ministra del Ambiente y diputada, Ana Elisa Osorio, la periodista Vanessa Davies, la ex gobernadora de Portuguesa, Antonia Muñoz, y la activista indígena Noelí Pocaterra. Por el lado de los hombres el ex ministro de Educación Héctor Navarro, el ex presidente de PDVSA y de la OPEP y ex embajador en Cuba, Alí Rodríguez Araque, el ex presidente de la Asamblea Nacional Fernando Soto Rojas y el diputado ex presidente de Parlatino, Rodrígo Cabezas.
Y para seguir con su mala costumbre de “quitate tú para ponerme yo” en la vacante de los expulsados designaron a nueve personas para remplazarlos en la directiva del PSUV: el gobernador de Yaracuy, Julio León Heredia; el alcalde del municipio Plaza del estado Miranda, Rodolfo Sanz; los diputados Gladys Requena y Eduardo Piñate; el Jefe de Gobierno del Distrito Capital, Ernesto Villegas; la segunda vicepresidenta de la Asamblea, Tania Díaz; la Alta Comisionada presidencial para la Paz, Isis Ochoa; el viceministro de la Juventud, Víctor Clark y la ministra Andreina Tarazón.
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