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Blogs El bochinche venezolano por Ludmila Vinogradoff

El teniente coronel sí tiene quien le escriba

Ludmila Vinogradoffel

Chávez atrapado en su vanidad

Chávez atrapado en su vanidad

En el primer día comenzó con 50.000 seguidores en el Twitter. La semana contabilizó 100.000 y dentro de 30 días anuncia que tendrá un  millón en su cuenta de arroba chavezcandanga.

La cuenta del presidente  Hugo Chávez en la red del pajarito azul, que le quita el sueño según sus propias confesiones,  ha tenido como todas las cuentas de famosos: un gran impacto.

Es verdad, lo está anunciando desde hace un mes. Y apenas hace dos días lanza unas palabritas de 140 para decir que va a Brasil a modo de debut en la red.  Tremendo anuncio. Esperábamos algo más impactante.

A su acostumbrado discurso o monólogo endógeno consigo mismo, el pajarito que no puede encerrar como el Emperador Chino, canta con pocas notas. Apenas  ha lanzado tres mensajitos a su ministro Diosdado Cabello en los primeros días, mientras que una avalancha de 100.000 mensajes amigos y no amigos le cae encima como en una caimanera.

En medio de esa avalancha de twiteros variopintos el debut del Presi se inhibe o se recoge ante el bombardeo de cientos de miles de mensajes. Son tantos que no ha respondido a ninguno porque no ha tenido la capacidad o porque que no ha querido.

El Presi ha tenido a miles de personas que le escriben y tendrá a muchos más, podemos decir a millones de escribientes  de todo tipo. La mayoría le pide cosas que el Presi no estará en capacidad de dar. En sus once años de gestión ha recogido  “papelitos de pedidos” en carretillas que llenan habitaciones enteras en Miraflores (algún día las va a  incinerar).

Al teniente coronel le ocurre lo mismo que al aficionado de Twitter y es que la diversión, la vanidad de tener seguidores y el ego, todo ello fortalecido en la posición de un Jefe de Estado, que se multiplica a la enésima potencia, es la gloria en la red, es el clímax de un presidente que pierde el tiempo en el cyber,  en lugar de ocuparse en los problemas del país.

Chávez sabe lo que es sentir la vanidad que te invade y no te deja respirar. Es una picazón que pocas personas saben controlar. El Twitter es una de ellas. Mejor  es contar con lo tradicional  que uno domina y no aventurarse en nuevos caminos que te dejan mal, aunque te envíen un millón de mensajes y  no respondas a ninguno.

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