Ludmila Vinogradoff el 03 may, 2010 Sólo un tercio votó Todos esperaban una avalancha masiva de votantes. Según las expectativas creadas por el Presidente y sus ministros el domingo pasado debía haberse producido una marea roja ante las urnas para elegir a los 110 de los 165 candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Pero nada de eso ocurrió, apenas un tercio de los “rojitos” se acercó a las mesas de votación. De los siete millones de inscritos sólo acudieron a la cita 2,5 millones de militantes, un 30 y tanto por ciento, según anunciara la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores. De nada valió que el Presidente dirigiera personalmente la campaña. Y sus decretos de aumentar un 15 % el salario de los trabajadores mientras a los militares les daba un 40 %, de dar pensión a las viudas de los pensionados y una pensión de vejez a los campesino y pescadores, no fueron suficientes para captar votos. Tampoco el chantaje de perder el empleo si los funciorionarios y becarios no iban a votar (pasaban lista a los asistentes) y la amenaza de guardar los cuadernos de votación lograron sacarlos de su apatía.Ni los autobuses ni la movilización a toda máquina. Sus adversarios señalan al comandante en jefe como el gran perdedor de las internas del PSUV, que sirvieron para contar con cuántos votos cuenta, cada vez menos a medida que pasa el tiempo y se desgasta su figura. Eduardo Semtei, ex directivo del Consejo Nacional Electoral, afirma que “el gobierno sólo tiene dos millones y medio de votantes. Con esa cantidad va a perder las elecciones legislativas. Con un 30 % no hace nada en septiembre y tampoco en las presidenciales del 2012. Ganará la oposición”. Confiesa que fue chavista hasta que el Presidente ordenó echar gas del bueno para reprimir las protestas de los estudiantes hace dos años. Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual, llama al Presi de “Chacumbele” y le critica por donde más le duele: “un partido que se jacta de un universo de casi siete millones de inscritos con derecho a voto; que se supone vehiculo del fervor y la mística nada menos que de una revolución; en el cual votar es obligatorio so pena de que agarre al renuente una suerte de Lista Tascón al revés, tal como amenazó Ameliach; que cuenta y utiliza con total impudicia y desparpajo la plata y los vehículos del gobierno, no podría considerar un éxito ni siquiera 30% de votantes”. política Tags campañachantajechavistaseleccionesprimarias Comentarios Ludmila Vinogradoff el 03 may, 2010