Hoy el entrevistado es Raúl Pérez López (Hospitalet, 1973), casado y con tres hijos. Adjunto a la dirección deportiva del Deportivo Alavés y ex jugador profesional en múltiples equipos como el Elche C.F., el C.D. Logroñés, el Racing del Ferrol, el Ciudad de Murcia o la Unión Deportiva Ibiza, entre otros.
Pregunta (P): ¿Qué recuerdas de tus inicios en el fútbol cuando eras niño? ¿Cómo compaginabas cole y deporte?
Respuesta (R): Mis inicios fueron como los de cualquier chaval al que le gusta el fútbol, horas y horas en las pistas del barrio, jugando con mis vecinos y mis cuatro hermanos. Empecé a jugar en el colegio y con 10 años mis padres decidieron apuntarme a un club federado de mi localidad, algo muy habitual. A partir de ahí combiné el colegio con el fútbol durante toda mi infancia hasta que se fijó en mí el Hospitalet, un club con más solera y donde se jugaba en ligas de fútbol base en las máximas categorías.
Allí comencé a entrenar más días y horas a la semana, y a tener más competitividad y más exigencia individual, ya que en aquella época los clubes de categorías inferiores no disponían de personal tan cualificado como existe ahora (entrenadores titulados, preparadores físicos, fisioterapeutas, nutricionistas, etc.), casi todo el esfuerzo recaía en el chaval y su familia. Hasta que llegué a la categoría juvenil, disfruté muchísimo del fútbol, era mi pasión y divertimento.
P: Este blog lo siguen niños, entrenadores y padres. A todos les interesa saber cuándo es la edad mínima hasta la que tú, como profesional, no recomendarías focalizar la vida del menor en el fútbol. Es decir, pasar de jugar con el equipo de colegio o de barrio con los amigos y entrenar dos días a la semana a tener una disciplina semiprofesional con cuatro o cinco sesiones de entrenamiento a la semana más partido. ¿Cuándo focalizaste tu vida en el fútbol, dejando en segundo plano otras aficiones, estudios, amigos, chicas, etc.?
R: Ya con 16 años me fichó el CF Damm, un club muy importante en Cataluña y es a partir de este momento cuando surgen los primeros sacrificios impropios de la juventud, como es no trasnochar, cuidar la alimentación, dormir bien, no ir de fiesta con tus amigos los fines de semana o reducir el tiempo disponible para estudiar… En fin, prescindir de cosas normales que vive cualquier adolescente. Diría que es uno de los momentos más críticos de un jugador de fútbol, porque priorizas en ello, dejando al margen otro tipo de relaciones sociales y centrándote en la atmósfera futbolística. Esto para un chico joven, no es fácil, pero quien quiere algo tiene que ir a por ello.
Cuando acabé FP, trabajé un tiempo en una fábrica para ayudar económicamente en casa. Empezaba mi jornada a las 7 de la mañana, hacía horas extras hasta las 5 de la tarde y desde allí me iba a entrenar, llegando a casa a las 11 de la noche.
P: Este momento también es muy importante, porque pasas del fútbol formativo al amateur y es donde descubres la cara “b” del fútbol, chavales que entrenan duro toda la semana y no disponen de minutos de juego, ni van en las convocatorias, etc., pero vuelvo a lo dicho antes, hay que persistir si quieres conseguir tu propósito, aunque uno crea que las puertas se cierran, siempre llegan nuevas oportunidades y este es un mundo con muchos altibajos, porque, aparte de tu esfuerzo, dependes de decisiones de terceros y eso no es fácil.
R: Cuando finalizó mi época de juvenil, hice el servicio militar en Ibiza y allí jugué en 2ªB. Terminada la temporada, con 19 años y habiendo jugado 34 partidos en esa categoría, tuve muchísimas ofertas de filiales de equipos de primera división, como At. Madrid, Sevilla, Betis, Mallorca, Valencia y Logroñés. Allí arrancó mi andadura profesional durante 17 temporadas entre equipos de 2ªB y 2ªA que me permitieron mantenerme económicamente de mi pasión. Mi esfuerzo y el de mi familia habían valido la pena. Las familias son muy importantes, porque vives en diferentes ciudades, vas cambiando de equipo, pero ellas hacen que tu día a día sea más fácil y palian el sacrificio de dejar a un lado cosas tan importantes como padres, abuelos, trabajos, etc.
Tras terminar mi época de jugador, vuelvo a casa y tuve un golpe de suerte, que también es muy necesaria, incorporándome a la secretaría técnica del fútbol base del RCD Espanyol, donde fui responsable de las categorías infantil y cadete. Estoy allí 7 años dedicado al fútbol base donde disfruto muchísimo, ayudando a los chicos a formarse a los niños y descubriendo talentos, que es lo que más me apasiona, hasta que recibo dos propuestas de trabajo: trabajar en las categorías inferiores del Real Madrid en Cataluña e incorporarme a la dirección deportiva del Deportivo Alavés que acababa de ascender a Primera División, donde trabajo actualmente desde hace 4 años.
P: ¿Tuviste algún referente dentro de la familia que te abriera las puertas en esta vorágine que es el mundo del fútbol?
R: Apuntar que yo no vengo de familia con antecedentes futbolísticos, mi padre no jugó nunca, pero tanto a mis hermanos como a mí nos encantaba. No tuve ningún padrino, ni nadie que me facilitara el camino, ni en aquella época había tantos ojeadores.
P: ¿Es fácil que un niño sin “padrino” pueda hacerse un hueco en el fútbol profesional? Coméntanos algún caso famoso que hayas conocido personalmente.
R: Pues hoy en día es lo más habitual del mundo. Uno de los casos que he conocido entre muchos es el de Pol Lirola, que actualmente juega en la Fiorentina. Jugaba en el infantil de un club llamado Vilassar de Mar, lo vi jugar e hice seguimiento cuando trabajaba para el RCD Espanyol, lo fichamos, jugó dos años con nosotros hasta que lo fichó la Juventus de Turín con 17 años y después fue traspasado por 12 millones de euros a la Fiorentina.
P: Muchos padres son de la vieja escuela, como yo, y recordamos que íbamos a realizar las pruebas del Madrid, Atleti, Barcelona, etc. ¿Esto ahora es necesario o con el número tan grande de “ojeadores” pueden estar tranquilos de que si su hijo o hija tiene talento lo vais a descubrir?
R: Todos los clubes tienen departamento de captación muy profesionalizado en categorías inferiores, no solo a nivel nacional, sino también hay captadores en prácticamente en todos los países del mundo. Seguro que en cualquier categoría de cualquier ciudad de España hay infinidad de ojeadores ¨de zona¨ con informes súper elaborados de los chavales. Imagínate, nosotros tenemos un departamento de scouting en Madrid donde trabajan dos personas, que ven infinidad de partidos los fines de semana, y nuestro club se encuentra a cientos de kilómetros.
P: ¿Cuántos partidos y niños puedes ver a la temporada? ¿Cuál es tu trabajo en el día a día de siempre y en el actual?
R: Cuando trabajaba en fútbol base, veía una media de 8 a 10 partidos en el fin de semana. Durante la semana realizaba los informes y actualizaba la base de datos. Hacíamos reuniones con el departamento de captación y levantábamos acta de todo lo que nos había parecido interesante para seguir observando. Cuando decidíamos incorporar a algún chaval de los observados nos interesábamos por su conducta, situación familiar, lugar donde residía… para saber si era factible incorporarlo (prácticamente todos los clubes importantes disponen de residencias, medios para facilitar el transporte, etc.)
Actualmente estoy en el fútbol profesional y es algo diferente, viajo por todo el mundo, elaboro informes de equipos e individuales, recibo llamadas de agentes de jugadores, entro en negociaciones contractuales con jugadores, controlo ligas europeas y españolas profesionales.
P: ¿Os apoyáis en la tecnología para realizar vuestra tarea? Dinos algún ejemplo que pueda ser útil para nuestros entrenadores de base.
R: Utilizamos plataformas digitales donde podemos observar cualquier jugador de cualquier liga del mundo, como pueden ser Scout 7, Instat, Wyscout, allí también podemos elaborar campogramas de jugadores destacados por ligas, puestos, finalización de contrato, etc.
El único consejo que puedo dar a los entrenadores es que muestren mucha psicología con los chicos y que trabajen mucho el tema emocional, un chico con confianza en sí mismo es imparable.
R: Por último, como eres padre, has sido jugador y eres profesional del fútbol. ¿Qué consejo les darías a nuestros lectores respecto a lo que debe ser el deporte y la formación en estas edades tempranas a las que nosotros nos dirigimos, de 6 a 17 años?
R: Aquí te puedo hablar como profesional y como padre, mi experiencia como padre haría que estuviera en el equipo donde el chico se encontrara a gusto y se lo pasara bien, en un ambiente cómodo durante la edad más temprana, porque hoy en día en todos los colegios y pueblos hay escuelas con personal cualificado. Yo no soy partidario de llevar a los niños en edad temprana a escuelas de primer nivel, donde hay más presión, cuando, al fin y al cabo, hay observadores que los verán tarde temprano.
De lo que sí soy partidario es de repartir los minutos en edades tempranas, pero siempre premiando al que más se esfuerza. Ya alrededor de los 14 años, con un desarrollo físico mayor y si el chico tiene cualidades, sí que es importante que se incorpore a escuelas de primer nivel donde le enseñarán a desarrollar mejor sus cualidades y sobre todo se acostumbrará a competir a máximo nivel, torneos internacionales, selecciones territoriales, etc., acostumbrándose poco a poco a jugar con presión. Por eso, a diferencia de épocas anteriores, cualquier chaval que debuta en primera división está preparado y no se le notan los nervios que se apreciaban antes en los debuts, los de la vieja escuela.
Para concluir, quiero dar un apunte personal, como padre y como profesional del fútbol base, que es la importancia de mantener la calma cuando se pasan momentos buenos, cuando el chico lo hace muy bien, es felicitado, se interesan los agentes, etc. No venirse arriba en esos momentos es muy importante, pero tampoco hundirse cuando pase una etapa complicada y juegue poco. Es lo bueno y malo de este deporte, no tiene memoria, la trayectoria no tiene porque ser siempre ascendente o descendente, pues incluso de los momentos difíciles se aprende mucho y te deben hacer más fuerte para la temporada siguiente.
Javier Esteban Salcedo
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