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“Boyhood”: la experiencia de crecer en una película

“Boyhood”: la experiencia de crecer en una película
Pilar Quijada el

Dirigida por Richard Linklater, la película muestra en 166 minutos la evolución (real) de Mason (Ellar Coltrane), el protagonista. Empieza cuando Mason tiene 6 años, momento en que se enfrenta a la primera gran convulsión de su vida: su madre (Patrica Arquette), ha decidido mudarse con él y su hermana Samantha (Lorelei Linklater, hija del director) a Houston. Y esto ocurre justo cuando su padre (Ethan Hawke) acaba de regresar de Alaska y vuelve a formar parte de su vida. Una historia corriente, de una vida corriente, de una familia moderna, con la que muchos de vosotros os sentiréis identificados. Sin grandes sorpresas en la trama, que sí son son grandes cambios en la vida de un niño que sueña en vano con que sus padres vuelvan a estar juntos.

Pero la realidad le enfrenta a unos años llenos de cambios, mudanzas y colegios diferentes, nuevas parejas de su padres, desilusiones, momentos maravillosos, momentos de inseguridad…. La vida misma. Lo más destacable y novedoso de la cinta es que, como en la serie “Cuéntame”, vemos crecer al protagonista, aunque en este caso en un único “macrocapítulo”.

La película, que se ha rodado a lo largo de 12 años, muestra cómo los personajes se transforman con el tiempo. El hilo conductor es la relación de Masson y su hermana Samanta con su padre, siempre presente, a pesar de la distancia y los obstáculos. Y las batallas que en el día a día sostienen con su madre, que a través de las parejas a las que se une, va mostrando a sus hijos distintos “modelos” educativos.

 

 

Mason, con 6 años, con su madre
Mason, más crecido, con su padre

En los 166 minutos seleccionados por el director para ofrecer al público, el pequeño Masson se convierte en un adolescente a punto de dejar el “nido”, que encuentra su primer trabajo antes de iniciar su primer año de Universidad. En esa marea de padres y padrastros, novias, profesores, jefes, peligros, deseos y pasión creativa, Mason deberá encontrar su propio camino. Como en la vida misma, de nuevo.

La idea de rodar esta película surgió cuando el director se propuso llevar a la gran pantalla las emociones, tan especiales y difíciles de describir, que se experimentan durante la niñez. Pero en vez de ceñirse a un guión convencional, se decidió por este formato, no exento de dudas y peligros, como conseguir la fidelidad de los actores a lo largo de 12 años.

El compromiso que se requería a los actores de no tenía nada que ver con una película “normal”. Para empezar, todos tenían que coordinarse para coincidir unos días durante doce años seguidos. Pero lo que es aún más importante, debían estar dispuestos a explorar sus personajes anualmente durante un largo periodo y en circunstancias cambiantes. “ Era un proceso totalmente diferente, eso fue lo mejor”, dice Patricia Arquette, que da vida a Olivia, la madre que cohesiona la historia.

 Búsqueda del protagonista

Encontrar al niño protagonista en torno al que gira la historia fue lo más difícil. “Buscamos a un chico que se comprometiera durante doce años, y ningún niño de 6 o 7 años puede hacer planes a tan largo plazo”, explica Richard Linklater. “Era una locura. Entrevistaba a niños y no dejaba de pensar en lo que se convertiría al crecer, cómo sería su vida”. Sin embargo, sus dudas se disiparon cuando conoció al joven Ellar Coltrane, de Austin, Texas. “Incluso a esa edad, tuve la sensación de que Ellar acabaría en el mundo artístico, tal vez porque sus padres lo están, pero también porque había algo especial en él”, recuerda. “Me pareció que el entorno en el que crecía se prestaba a lo que queríamos hacer. Cada vez fue más claro que Ellar era un niño inteligente e interesante, y fue un placer ver cómo se desarrollaba su vida. Cada año que pasaba su colaboración fue más activa, más directa”.

Para el protagonista, Ellar Coltrane, formar parte de de la película ha significado vivir una niñez y una adolescencia únicas, que además han acabado plasmadas en la gran pantalla.

Ellar recuerda que, al principio, Richard Linklater le guiaba y debía memorizar los diálogos. Pero a medida que creció, igual que Mason, su personaje, empezó a abrirse y a utilizar su instinto creativo, por lo que la experiencia se hizo cada vez más satisfactoria. “Cuando volvíamos a encontrarnos, Rick y yo hablábamos de lo que me pasaba, de lo que hacía, e incorporábamos partes de mi realidad al personaje”, explica Ellar Coltrane. “Con el tiempo, mi vida y la vida de mi personaje empezaron a tener puntos de encuentro y participé más en la creación de Mason. Todo parecía mucho más sencillo de niño, pero ahora me doy cuenta de que las relaciones de esta familia eran densas y complicadas. También creo que haber formado parte de la película me permitió ver las relaciones de otra forma, sobre todo la relación con mi madre, que es igual de complicada que la de Mason con la suya”.

Encontrar a Sam, la hermana de Mason, fue mucho más sencillo. Había alguien muy cercano a Richard Linklater que quería el papel; se trataba de su hija Lorelei, de nueve años. “Estaba en esa edad en la que iba a clases de baile, de canto, era muy extrovertida y tenía muchas ganas de formar parte del proyecto”, recuerda. “También fue una decisión práctica porque podía controlar su disponibilidad”. Explica su padre y director de la película.

Aun así, no significaba que Linklater fuera capaz de adivinar los cambios de humor de su hija, ni su relación con el proyecto en los años venideros. “Al cabo de unos años empezó a interesarse mucho más por las artes plásticas – que se le dan muy bien -, y mucho menos por la interpretación. Un día, cuando no le apetecía nada meterse en el papel, vino a verme y me preguntó si su personaje podía morir”, dice, riendo. “Lorelei tiene muy poco que ver con Sam, y supongo que para ella su participación en la película representó cosas diferentes en momentos diferentes. También imagino que la artista que lleva dentro acabó entendiendo la dimensión del proyecto por muy incómodo que fuera a veces”, señala el cineasta.

El vínculo entre Lorelei y Ellar también cambió con los años, igual que evoluciona entre dos hermanos en la vida real, explica Ellar: “La relación entre un hermano y una hermana siempre es incómoda en la niñez. Nos ocurrió porque al principio estábamos más distantes, incluso había cierta rivalidad, pero todo eso cambió con el tiempo. Ahora, mi relación con Lorelei es muy importante porque es la única que ha vivido, como yo, la extraña experiencia de crecer dentro de la película, y que entiende realmente lo que significa pasar por esto. Me gusta hablar con ella”.

Mason, al final de la película
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Pilar Quijada el

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