A lo largo de este curso, en la cuenta de Twitter de @DeportesECM hemos ido felicitando y completando el santoral cada día que pasaba, destacando alguna curiosidad de la persona de la que proviene, el significado del nombre o algún asunto similar relacionado con ello. Por ello, aprovechando que al no haber competición estamos conociendo a fondo a las diferentes personas implicadas en el deporte escolar de Escuelas Católicas, qué mejor ocasión que la festividad del día de San Isidro Labrador, patrón de la ciudad de Madrid, para conocer su historia.
El 15 de mayo se celebra cada año la fiesta de San Isidro Labrador en Madrid, una festividad que se recuerda con mucho cariño por tratarse del patrón de la capital española. El buen tiempo característico de esta etapa del año y la cercanía con el final del curso escolar convierten a la fiesta de San Isidro en un momento del año en el que las familias y grupos de amigos aprovechan para desconectar de la rutina y celebrar esta fiesta. La tradición pasa por ir a la conocida como Pradera de San Isidro a comer, además de participar en bailes, semanas gastronómicas, verbenas, atracciones de feria, actos conmemorativos de toda índole, torneos deportivos… Especialmente característicos son los bailes (bailar el chotis vestidos de chulapos) o las rosquillas (conocidas como listas y tontas).
Pero, ¿quién fue San Isidro Labrador? Nacido en Madrid en 1082 (Mayrit por aquel entonces), pertenecía a una familia humilde y trabajó como labrador, es decir, trabajando en el campo, para varios propietarios de tierras. El más conocido era Juan de Vergas, que tenía sus terrenos cerca del puente de Segovia, cerca también de donde se encuentra actualmente la ermita de San Isidro. De Isidro se conoce que se casó y tuvo un hijo, pero lo que ha permanecido sobre su figura es que se caracterizaba por rezar siempre antes de iniciar sus tareas. Esto le valió una peculiar fama de ‘vago’, ya que dedicaba menos tiempo a realizar sus tareas.
Los hechos que llevaron a Isidro a convertirse en santo y patrón de la ciudad madrileña tienen que ver con los milagros que se la atribuyen, especialmente los que tuvieron que ver con el agua. Se le atribuye que acabó con una sequía tras golpear con una vara unas rocas, de donde brotó un manantial. A día de hoy se sigue respetando la historia con la existencia del manantial en la citada Ermita de San Isidro, un lugar al que se acude a beber como tradición, ya que se especulaba con sus propiedades curativas.
De San Isidro se puede relatar también que se casó con María de la Cabeza, a posteriori canonizada como santa y que también da nombre a una zona de Madrid. Cuarenta años después del fallecimiento de Isidro Labrador, que había acontecido en 1172, se le exhumó y se comprobó cómo el cuerpo permanecía intacto. Esto le permitió a la Iglesia, en manos del Papa Paulo V proponer y culminar el proceso de santidad en 1622 tras haber iniciado la beatificación en 1619. Se realizó en una época aproximadamente primaveral, en el mes de mayo, y fue muy celebrado por la ciudad de Madrid, lo cual hizo que la fiesta quedase instaurada el 15 de mayo.
Aparte de la Pradera y la Ermita de San Isidro, otros lugares de Madrid llevan su nombre, como la Colegiata de San Isidro, en la calle Toledo, catedral provisional de la ciudad de Madrid hasta 1993. También existe el Museo de San Isidro, en la plaza de San Andrés (donde está la iglesia del mismo nombre muy frecuentada por San Isidro en su época), y en él se muestran los orígenes de la ciudad madrileña. Así, con esta fiesta y con estos elementos se comprueba cómo San Isidro es el patrón de Madrid y tiene una notable influencia en la ciudad. La fiesta de este 2020, debido a las circunstancias, será diferente, pero el espíritu festivo, de familiaridad, de cercanía y de celebración se mantendrá pese a todo, y volverá con más fuerza que nunca cuando se pueda celebrar. Entonces, volverán los paseos, las verbenas, los torneos deportivos y todo cuanto haga falta para homenajear al patrón madrileño.
Iván Hernández
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