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Blogs De bacterias y batallas por Gonzalo López Sánchez

La importancia del sacrificio de Cassini

La importancia del sacrificio de Cassini
Gonzalo López Sánchez el

Este viernes ha sido un día agridulce para los científicos de la NASA. Después de 20 años de trabajo ininterrumpido, se puso punto y final a una de las misiones que más resultados ha dado en la historia de la carrera espacial: la misión Cassini-Huygens. Tras más de 13 años de exploración en Saturno, sus lunas y sus anillos, la nave, de cerca de dos toneladas y media de peso, se sumergió en la atmósfera del planeta gigante y quedó destruida, tal como estaba planeado.

Al filo de las doce y media del mediodía, los propulsores de la sonda no pudieron lidiar con la fricción de las capas altas de la atmósfera de Saturno, y la nave perdió la posición que le permitía apuntar a la Tierra con su antena para enviar datos en tiempo real. Pocos instantes después, Saturno convirtió a la sonda en una peculiar estrella fugaz. La nave viajaba en aquel momento a más de 110.000 kilómetros por hora y estaba a 1.400 millones de kilómetros de la Tierra, una distancia que la luz tarda en recorrer 83 minutos.

Los científicos e ingenieros de Cassini habían estado esperando ese momento durante siete años. Por entonces, siendo conscientes de que las reservas de combustible de la nave eran limitadas, decidieron poner punto y final a la misión a lo grande. Después de haber estado sobrevolando los anillos de Saturno y sus espectaculares lunas, ahora la harían entrar en el hueco que hay entre el planeta y sus anillos, para poder verlo desde más cerca que nunca. Y, al final, cuando ya no quedara casi ni una gota de combustible, la harían descender hasta tocar la atmósfera de Saturno por primera vez en la historia. El objetivo era matar dos pájaros de un tiro: el primero era conseguir unos preciosos segundos para recoger datos sobre un territorio ignoto, y el segundo destruir la nave para que no pudiera contaminar las lunas de Saturno, algunas de las cuales podrían albergar vida.

Última imagen de Saturno captada por Cassini antes de su destrucción – NASA/JPL

Durante un minuto extremadamente valioso, algunos de los instrumentos de la nave leyeron la composición de la atmósfera de Saturno. Uno de los objetivos fue analizar la relación entre hidrógeno y helio de la atmósfera, «un parámetro que solo se puede medir si estás allí», tal como explicaron los científicos, y que resulta fundamental para comprender el funcionameinto de Saturno.

«Ha sido la mejor forma posible de acabar. Sin una gota de combustible y con la nave atravesando un medio inexplorado» dijo en una rueda de prensa Earl Maize, jefe de proyecto de la misión. Apenas una hora y media antes le había tocado despedir oficialmente a Cassini, y dar por cerrada la misión en el centro de control del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California (Estados Unidos).

Adiós, Cassini

«La nave ha hecho exactamente lo que le pedíamos, o incluso mejor. Ha sido un logro increíble», dijo Julie Webster, directora de operaciones de la nave. «Ya no tengo una sonda que me mantenga despierta de noche, y creo que después de unos días la echaré de menos. Si me pidieran que dirigiera las operaciones de otra nave ahora diría que no, pero deberían preguntarme dentro de un mes», bromeó. Y eso a pesar de largas jornadas y de haber recibido muchas llamadas en vacaciones o navidades. «Un final así es el mejor posible, así que no estoy triste», concluyó.

A pesar de todo, a Maze se le quebró la voz cuando recordó que, desde hace más de 20 años, ha participado en la construcción, lanzamiento y operación de la nave. «Hemos estado con ella todo este tiempo, ha sido como una extensión de nosotros. Día a día, nos ha enviado datos e imágenes sobre lo que pasa ahí arriba, y ahora se ha ido».

Tal como dijo Linda Spilker, directora científica del proyecto, ya no hay ningún centinela en Saturno. «Saturno vuelve a ser un lugar lejano, apenas un punto en nuestros telescopios. Ya no podemos ver en detalle cómo son sus anillos o sus lunas». Ayer acabó una «maratón científica» de 13 años, y Spilker, que estuvo implicada en el proyecto cuando este apenas era una idea después de la misión Voyager, hace 30 años, sentía que acababa de perder a un amigo. «Una parte de mí se ha ido».

La descubridora de mundos

Las palabras de Spilker y Maze pueden parecer excesivamente afectadas, puesto que Cassini no deja de ser un gran robot inanimado. Pero después de más de dos décadas, ambos científicos saben perfectamente cuál es la importancia de la sonda. Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la NASA lo dijo minutos antes en la rueda de prensa: «Cassini ha reescrito los libros de texto». O, como otros investigadores digeron, lo que hay en los libros de texto sobre Saturno y su entorno se lo debemos, básicamente, a esta sonda.

La nave fotografió por primera vez los increíbles mares de metano y etano de Titán, una luna que es un mundo con lluvias, nubes y una gruesa atmósfera de nitrógeno. La sonda Huygens, el módulo de aterrizaje diseñado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y que viajó ensamblado a Cassini, aterrizó en el satélite y pudo, por primera vez, ver cómo era este mundo, en el que, tal como sabemos hoy, podría haber peculiares formas de vida. Cassini fue también la nave que detectó las plumas de hielo de Encélado, una minúscula luna helada que esconde un océano subterráneo global repleto de agua caliente y rico en moléculas fundamentales para la aparición de seres vivos. También descubrió muchas cosas sobre los anillos de Saturno o sobre su increíbe atmósfera, lo que incluye potentes auroras y tormentas.

Fotografía térmica de la zona donde se estrelló Cassini, unas 16 horas antes del suceso- NASA/JPL

En sus 13 años de exploración, Cassini ha permitido publicar casi 4.000 artículos científicos. Y se espera que los datos almacenados y aún no procesados por los investigadores puedan dar frutos en las próximas dos décadas. Tal como bromeó, a medias, Thomas Zurbuchen, los últimos segundos de Cassini serán el material fundamental de varias tesis doctorales.

Pero si por algo se recordará a esta nave es por haber demostrado que puede haber vida en otros mundos alejados de la zona de habitabilidad de las estrellas: esas regiones donde los planetas no están cerca ni lejos de su sol y que por eso permiten que haya agua líquida en superficie. Ahora es evidente que también hay lugares situados en regiones frías donde el agua se esconde bajo tierra. Solo en Júpiter y Saturno hay, al menos, tres lunas con océanos subterráneos donde hay agua líquida y condiciones que parecen prometedoras. Esto implica que hay que multiplicar el número de mundos habitables de la Vía Láctea.

La carrera del conocimiento

Todos estos descubrimientos han garantizado que más tarde o más temprano se volverá a Saturno. «Volveremos, como dijo un gobernador de por aquí», bromeó alguno de los científicos para referirse a Arnold Schwarzenegger, gobernador de California, en su papel de Terminator.

Como siempre pasa en ciencia, descubrir algo y responder a una pregunta siempre lleva a nuevos interrogantes. Ahora, en Saturno, queda por entender la historia de los anillos, cómo gira el planeta con precisión y, sobre todo, si en sus lunas hay vida extraterrestre.
«Cassini nos ha hecho plantearnos preguntas muy profundas y al mismo tiempo muy sencillas que cualquiera puede entender», dijo Zurbuchen. ¿Hay vida más allá de la Tierra? ¿Cómo es? ¿De dónde viene?

Estas preguntas son la base de los próximos descubrimientos. Los instrumentos desarrollados para Cassini, hace más de dos décadas, ahora están siendo mejorados para las próximas naves. Las operaciones y la experiencia acumulada a lo largo de 20 años de misión, determinarán los futuros proyectos. El equipo de 150 ingenieros y científicos que ha dirigido los movimientos de Cassini se despidió y dejó la misión este viernes, pero pronto estarán trabajando en otros programas espaciales. Lo más inminente parece ser la «Europa Clipper», una misión que se lanzará en 2020 y que explorará Europa, una luna de Júpiter. Allí también hay un océano subterráneo, tal como descubrió la sonda Galileo a comienzos de los 2000.

Pero aún falta para volver a Saturno. Tal como adelantó James Green, director de ciencia planetaria de la NASA, pasará mucho tiempo hasta que se vuelva a tener a un vigía allí. A finales de este año, la agencia espacial comenzará a tomar decisiones sobre el programa «New Frontiers», en el que varias propuestas compiten para enviar misiones a Encélado, Titán y Saturno (en esta ocasión más cerca de las profundidades del planeta).

«Est es Cassini», dijo Thomas Zurbuchen, para referirse al equipo de la misión (en la imagen)- NASA/JPL

Cassini ha sido un robot sofisticado y perfecto fruto del trabajo de cerca de 2.000 personas de más de 26 países y tres agencias espaciales (NASA, ESA y ASI) durante tres décadas. Bajo la frialdad milimétrica de su diseño, la pequeña nave esconde una dimensión humana tremenda. «En algunos momentos el papel del control de la misión fue conseguir que todos los científicos fueran igual de infelices», bromeó Webster. Tal como describió, la misión ha sido resultado de una lucha entre científicos e ingenieros, un trabajo en equipo y una batalla en las trincheras, cuyo final agradecerán las familias de los implicados.

Cassini dejó una última foto de Saturno, una mole panzuda y grisácea, a modo de postal. Los últimos datos que recogió ya se estaban procesando este viernes. A hombros de gigantes, la nave se inspiró en los sueños y en los conocimientos de las naves Pioneer, Voyager, Galileo y Magallanes para llegar más alto que nunca. La larga duración de las misiones en el espacio puede enmascararlo, pero Cassini no es más que la segunda generación de las misiones que exploran el Sistema Solar, y que, por primera vez, son capaces de orbitar los planetas. Visto en perspectiva, parece que la carrera espacial está dando sus primeros pasos, y que los horizontes son absolutamente sobrecogedores.

Lo próximo será buscar huellas de vida en Europa, la luna de Júpiter, y más tarde quizás en Marte y en Saturno. Aún quedará orbitar Neptuno o Urano con sondas espaciales. Y, mientras tanto, los cada vez más potentes telescopios seguirán encontrando miles de exoplanetas más allá.

Los científicos de ahora están en deuda con los pioneros de las primeras misiones de la carrera espacial. Los chicos que hoy contemplan con asombro el viaje de las naves quizás seguirán sus pasos más adelante. La aventura continúa y promete llevarnos muy lejos. Nadie puede imaginar qué maravillas nos deparará.

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