Ya ni siquiera hago el esfuerzo de evitarlo: me gustan más las películas en las que me lo paso bien. Y ya sé que hay gente que se lo pasa bien pasándoselo mal, pero yo no soy uno de ellos. Prefiero divertirme que aburrirme, y prefiero reírme que sufrir por los personajes, y solamente llevo bien la gravedad y la solemnidad cuando lo que me van a decir (y dicen) es algo realmente grande, no sé, Bergman, Kieslowski…, en fin, ya sabéis a qué me refiero, porque para ponerse solemne y grave con las mismas majaderías que todo el mundo (y me incluyo) ya tengo bastante conmigo y mi circunstancia… Dicho lo cual, no tendría ya ni que aclarar que los dos estrenos que prefiero esta semana son “Dos tipos buenos” y “Si Dios quiere”, divertidas, graciosas, sin un gramo de solemnidad y al tiempo con mucho de ese peso que no pesa…
Tampoco hago el esfuerzo de evitarlo: se me nota mucho que ese cine mal llamado de terror no me gusta nada; y digo mal llamado de terror porque, mientras lo veo, tengo que aguantarme las ganas de reír ante la ensalada de majaderías que suele poner ante mis ojos (insisto: ante mis ojos, que ya sé que para otros ojos no lo serán). He visto algunas películas de terror que me han aterrorizado de verdad (nunca me he repuesto por completo de la visión de “Alien” ni de “Tiburón”, ni de “La profecía”…), pero no consigo entrar ni un centímetro en películas como “Green Room” o “Summer Camp”, que se han estrenado este fin de semana y que se parecen como dos gotas de agua… De hecho, no debería ser yo quién les hiciera la reseña, porque tal vez no acabe de ser del todo justo con ellas: no me las tomo en serio. A pesar de ello, enlazo aquí con esas reseñas:
Otros temas Oti Marchanteel