El cine de Vicente Aranda es más previsible que el pie izquierdo en un chotis. Haga lo que haga, se le ve venir: ¿Carmen?… el culo de Paz Vega; ¿La mirada del…?… La mirada del culo de Laura Morante… ¿La pasión turca?… La estampa corita de Ana Belén, siempre y en todas, Victoria Abril en bolas… El tío les hace ganarse el sueldo a sus actrices. Ahora estrena ‘Tirante el blanco’, película que se podría resumir en una frase final de la chica (en bolas) interpretada por Esther Nubiola: ‘¿dónde está mi Tirante?… Pero, ¿qué tirante princesa Carmesina, si estás en bolas?… Y todo este trajín histórico del cine de Aranda por despelotar actrices viene bien condimentado por mucho aparato pretencioso, como si tal y si cual. Uno ve esta última peli y al salir se cree que Tirant lo Blanc en vez de un libro de caballerías era una separata del ‘macho’s’; y lo de menos es que Mojamé Tercero sea a veces Mojamé Cuarto o que afortunadamente para todos saque poco, pero poco, poco, a Rafael Amargo. Ingrid Rubio y Leonor Watling se le han ido ‘vivas’ al casi octogenario Aranda, qué tío, cómo afina.
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