Aunque sólo fuera por esa escena de barra de bar en la que Jessica Lange le da la espalda a Sam Shepard cuando, muchos años después, recae por ese pueblo como arrancado de una pintura de Hopper, valdría la pena no perderse ‘Llamando a las puertas del Cielo’, la última de Wim Wenders y muy conectada umbilicalmente con algunas de las primeras, en especial con ‘París, Texas’. El momento de ese reencuentro entre la mujer abandonada y el trotamundos que regresa vencido y sin fuelle tiene toda la poesía del hastío y de lo marchito, aunque funcione entre ellos dos (al fin y al cabo, muy pareja) una brutal corriente de cálida química… En fin, luego la peli de Wenders tiene algunos personajes absurdos, otros idiotas, escenas para darle con ellas en la cabeza…, pero lo esencial de esta desértica película sobre la paternidad y el vacío está contado y bien contado.
Y por cambiar, o alternar, temas: me permitiré una discrepancia pública y notoria -y amistosa- con Fabián Molino, que comenta hoy las películas de televisión en el ABC y le pone dos estrellitas a ‘Wonderland’, buena película de Winterbottom, mientras que le arrima tres a ‘La jungla de cristal III’, con un Jeremy Irons bastante ridículo con los nikis entalladitos y sin mangas, y lo que es todavía peor, le da otras tres a ‘El año del diluvio’, la peli de Jaime Chávarri que ilustraba la novela de Mendoza, y en la que Fanny Ardant interpretaba a una monja que tal y tal, y que resultaba todo más falso que la risa de Julián Muñoz, el novio de la Pantoja que está en la trena.
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