Me ha dado la impresión, al salir de ver Chloe, que la película no había conectado hasta la empuñadura con el personal. Al parecer, lo ceremonioso y políticamente ordenado de su desenlace no le permitió cuajar como debía. A mí, me ha encantado, aunque soy completamente sospechoso, porque ese mundo travesero y atravesado de Egoyan, me apabulla. Julianne Moore está, como siempre, en estado de gracia, y transmite asuntos intimísimos con una naturalidad total.
El edificio de la historia tiene, como era de esperar, dos caras: la que da a la calle y la que da al patio interior… A Julianne Moore y a Liam Neeson ya los conoce todo el mundo, pero he puesto una fotografía de la tercera en discordia, Chloe, la actriz Amanda Seyfried por si alguien no le pone cara ni cuerpo.
De la de Tarantino y Brad Pitt, que son, lógicamente, los personajes del día, pues haré una conexión en directo con la crítica que se ha publicado hoy.
Enlazo con la crónica del festival
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