Bueno, el Festival coge velocidad y apenas da un respiro… Primero hago un enlace a la crónica de Farhadi y Zhang-Ke…
Pero no tardo en decir que ya ha salido el gordo de este año, la película de Kore-Eda, “Like father, like son”, una maravilla de principio a fin que te obliga a situarte ante ella con las puertas de par en par, tanto para reír como para lagrimear, aunque nunca he visto una conversión tan magnífica de posible melodramón en peliculón sobrio, dramático, graciosísimo, admirable en su afuera y su adentro… Genial Kore-Eda en una historia que ni siquiera es nueva: a dos parejas les intercambian los hijos al nacer, y se lo cuentan cuando ya tienen seis años; hay que aceptarlo, conocerlo, conocerse entre las familias, ver cómo se gestiona ni se sabe qué… Los adultos, los niños, esos niños de Kore-Eda que son tan cinematográficos como el Monument Valley… Que maravillosa historia, llena de sentido y de mirada Ozu, si me mantengo en lo pensado y lo dicho: la mejor de Kore-Eda.
La de Desplechin “Jimmy P.”, en cambio es poca cosa, aunque está muy bien hecha y explicada la historia del loco y su loquero en las presencias de Benicio del Toro y Mathieu Amalric. El problema es que le falta qué a la película, y que se te queda tan lejana como esas “puñetas” a las que siempre le precede la frase “vete a hacer…”
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