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Blogs Una de piratas por Oti Marchante

Mamá, quiero ser “artista”

Oti Marchanteel

 

Yo, afortunadamente, tengo el pelo (que me queda) liso, y nunca tuve el menor problema con mi madre por motivos espurios (“espureos”, si le hago caso a lo que se oye); ni tampoco pretendí nunca ser un tonadillero ni “artista”. Estos dos aspectos, aparentemente baladís, me podrían alejar del sentido de esa magnífica película que es “Pelo Malo”, la película de Mariana Rondón que ganó la última Concha de Oro y que habla de la Venezuela chavista y de la relación tormentosa de una madre con su hijo de nueve años y con su incipiente tendencia a la homosexualidad que lo hace odioso a sus ojos. Pero no es así, no me alejan, sino que me acercan a la película hasta el extremo de recomendarla vivamente aquí. Y aquí, en el comentario que dejo en ABC. “Pelo Malo” es el título más claro, más directo, mejor valorado en general de cuantos se han estrenado este fin de semana; más aún que “Dallas buyers Club”, que ha dividido más los entusiasmos, a pesar de que la interpretación de Matthew McConaughey deja una interpretación que lo santifica como actor para los restos. A mi juicio, la película tiene los suficientes méritos como para acreditarse entre las que hay que ver YA, y dejo un enlace a ella por si alguien no lo tiene claro: “DALLAS BUYERS CLUB”.

No he visto, pero intentaré repararlo en breve, la de “Ocho apellidos vascos”, en parte por las ganas que me inocula el comentario muy positivo de Federico Marín en ABC, y en parte también por lo que me han animado algunos comentarios negativos de otros periódicos, cuyos críticos ven eso de reírse a mandíbula metralleta como algo menor, bah, reírse y pasarlo bien, que tontería.

La de “La Bella y la Bestia”, con Léa Seydoux y Vincent Cassel, no ha llenado de elogios las páginas de los periódicos, pero al menos ha servido como un homenaje a Jean Cocteau, pues todo el mundo ha reparado en lo buena que era aquélla y lo innecesaria que es ésta.

Y cambiando de temilla, salgo de ver la película de Jaume Collet-Serra, “Non stop”, ésa que tantísima gente ha metido al cine en Estados Unidos, y puedo decir que tarda uno en cobrar el resuello al menos dos comidas. Supongo que “la crítica” la verá con un ojo guiñado, pues hay que desconfiar de todo ese cine que te ata a la butaca como un avión cuando despega. Y de eso va la cosa, de un avión que te mantiene un par de horas con el cinturón de seguridad prieto y a la altura del cuello.

Y para los amantes de “300” (eso suena un poco a promiscuidad, pero…), bueno es saber que este domingo la tienen al alcance de su mano con el ABC. Enlace a una pequeña reflexión sobre la épica y la pírrica en el cine. “300”, el héroe y la leyenda, en el espejo. 

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