Se ha celebrado la primera ceremonia de entrega de los Premios Gaudí de la Academia del Cine Catalán. No ha sido una ceremonia brillante, pero ¿cuál lo es? A falta de otros brillos, lo que sí ofreció la velada fue mucha perplejidad. Perplejidad en la sala (hileras de butacas blancas alineadas como en una pesadilla de Orwell, y políticos mezclados con ‘artistas’ en una proporción casi de uno a uno) y perplejidad en el escenario. ‘Camino’ fue elegida mejor película europea. ‘El cant dells ocells’ ganó el premio de mejor película en lengua catalana. ‘Vicky Cristina Barcelona’ ganó el de mejor película en lengua no catalana. Jordi Dauder y Anna Lizarán ganaron los premios de interpretación principales pior ‘Azaña’ y por ‘Forasteros’, película ésta que llegó con diez candidaturas y se fue escaldada sólo con este premio. Ventura Pons, su director, podría haber ganado, visto lo visto, el Gaudí al mejor papelón.
¿Perplejidad?, bah, en realidad, no tanta: ¿por qué iban a dar un premio a la mejor película española, acaso en los Goya dan uno a la mejor película catalana? Con el consiguiente riesgo, además, de que ambas películas coincidan, es decir que la mejor película catalana y la mejor española sean la misma. ¿Se puede uno realmente sorprender porque los miembros de la Academia Catalana, que tampoco son tantos, elijan como mejor película del año ‘El cant dells occels’, de Albert Serra? Pues, francamente, no…, ¿o dónde nos creemos que estamos?… ¿Serán estos Gaudí una antesala de los Goya como los Globos son de los Oscar?
Por lo demás, bienvenidos sean los obamólogos.
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