Llevaba mucho tiempo Gracia Querejeta sin ponerse a tiro, desde aquellas “siete mesas de billar francés”. Por lo tanto, lo primero es darle la bienvenida a su nueva película que tiene un título de pena de cárcel pero que es generacional: “15 años y un día”. Si se analizara el cómo y porqué Querejeta lleva sin hacer cine varios años, probablemente se podrían extraer como balas todos los males del cine español… Es la “sintonía Querejeta” siempre al paso con lo bueno y lo malo de la realidad de nuestro cine. La nueva película de Gracia tiene todo el perfume de su cine anterior, el mismo molde de personajes y situaciones, ese tono tan peculiar de mirar y hacer el cine que inventó su apellido hace un montón de décadas. Lo mejor de la película es el gran colchón que rellena Gracia entre las relaciones de madre e hijo adolescente, que son siempre tan peculiares, amorosas, rencorosas, poliédricas y bélicas como las de un ludópata con su vicio. A su estreno, este viernes, ya se hablará más de la película, ahora la cosa era celebrar que Gracia Querejeta vuelve tras seis años a estrenar un largometraje, lo cual puede ser interpretado (dada la sintonía Querejeta-cine español) como un evidente síntoma de recuperación.
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