Creo que algo me he explicado sobre el arranque del Festival y sobre “The equalizer” y la figura de Denzel Washington, aquí ya conocido como Don Ostia.
Ha empezado la cosa a competición con “La isla Mínima”, de Alberto Rodríguez, ese director del sur que tiene muy claro el norte y que hace unas películas muy bien empedradas de espacio y tiempo, o lugar y época. No creo que el asunto radique en si “La isla Mínima” es un eco, o así, de la serie “True detective”, sino en admitir lo bien que guadianea la trama y lo bien que nos muestra las marismas del Guadalquivir como geografía del estado de ánimo de una España resacosa. la película es muy buena, y mi impresión es que ha tenido una magnífica entrada en este festival.
Bille August hace un correcto dramón en “Silent heart”, con fondo familiar, con elogio de la eutananasia y con una de esas puestas en escena tan clásicas como eficaces.
Lo bueno lo trajo François Ozon con su desparrame en “Une nouvelle amie”, película que se sumerge sin pudor en un desarrollo argumental que no teme al ridículo, y que lo hace estrepitosamente. Es como si el director francés se hubiera pegado un empacho de Almodovar y, entre retortijones, le hubiera salido eso, que no quiere tener ninguna gracia, pero que la tiene, y mucha. Un espanto de película.
Otros temas Oti Marchanteel