Mi mucha admiración por Miguel Ángel Solá sea tal vez la causa de que ‘El corredor nocturno’ me haya parecido una película muy buena, muy profunda y calculada. Sólo un actor tan potente es capaz de manejar la pelota con las dos piernas y ser, al tiempo, tan viscoso y tan atractivo, o tan canalla y tan próximo. Todo el clima de amoralidad descansa sobre sus hombros, y le dan a la película de Gerardo Herrero el justo soplo de aire viciado. Naturalmente, esto sólo ocurre a mi modo de ver, pues no han coincidido en ello otras críticas aparecidas hoy. Pondré asquí sólo la mía, je.
Los hombres que miraban fijamente a las cabras
También se ha estrenado la tercera de ‘Millenium’, pero tendréis que ir al papel para saber lo que pongo de ella.
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