Realmente hay que tener un corazón como una sopera de grande para bombearle la vida a un tipo como James Gandolfini o Tony Soprano; y la sopera se le ha ido a volcar curiosamente a Italia. El más italiano de Nueva Jersey en su punto de no retorno. Era un actor para un papel, pero qué papel. De entre los muchos epitafios que se le colocarán, yo creo que el más arriesgado es ése que dice: Sin Gandolfini no habría Sopranos. Es imposible imaginarse ni un sólo capítulo de la serie sin ese fulanote que también hubiera encarnado con soltura a Pedro Picapiedra.
Otros temas Oti Marchanteel