Salir de una película de Angelopoulos no es cualquier cosa y supongo que muchos de los habituales de aquí conocen la experiencia. “The dust of time” la proyectaban ayer fuera de la competición, y es un ejemplar habitual del zoo del director griego, con lo que uno ha de elegir la careta que se pone a la salida: de interesante, de perplejidad, reflexiva y rigurosa, de risotada, de cabreo… Allá cada cual, porque Theo va a lo suyo, que es contarnos el siglo, qué digo el siglo, los siglos de los siglos, amén. Da un poco de grima ver a sus actores, siempre de primera fila, haciéndose pasar por tíos enterados, como Willem Dafoe, y sin saber qué hace allí, o como Irene Jacob (que interpreta a la mamá de Dafoe), porque Michel Piccoli está muy acostumbrado a no tomarse en serio en el interior del plano.
También le tocaba el turno a Renée Zellweger y la comedia dramática ‘My one and only’, pero no quiero molestar más al personal trayéndola aquí. Y la española y peruana “La teta asustada” contribuyó a que pensar o sentir un poco no fuera ayer una pérdida de tiempo. Es una película achuchable y su protagonista, Magaly Solier, que canta en quechúa como si peinara a un gato, cantó ayer durante la rueda de Prensa y los asistentes se quedaron tan contentos como si hubiera subido la bolsa en vez de la vida.
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