Aunque yo soy de escandalizarme rápido, me temo que no he sido el único en hacerlo ante la película austríaca “Paradise Love”, del brutísimo Ulrich Seidl, donde con su precisión pero también su cruel y realista cámara nos lleva al corazón (o un par de cuartas más abajo) de África donde unas señoras rubias, mayores y gordas palían su soledad con el joven y terso material humano lugareño.
Por no repetirme mucho, que no estoy en edad, enlazo con uno de los varios comentarios que he hecho de la película y que está ya en la web… AQUÍ..., y prou. Bueno, tal vez añadir a lo dicho que se ha puesto a llover a lo bestia, como para limpiar un poco esto.
La película de Matteo Garrone, “Reality”, aborda también un asunto muy avinagrado, el de los efectos impredecibles de la telebasura en el coco humano, y lo hace a través de un personaje magnífico, un pescadero napolitano que se embebe (con un Quijote con los libros de caballería) hasta el transtorno con su deseo de participar en Gran Hermano. Garrone filma en Napoles como yo me lavo los dientes en mi casa, y se le sale el frecor neorrealista y chillón por la pantalla; la gracia de los personajes, la fuerza, la mezcla de lo entrañable con lo malicioso…, la película es un magnífico retrato, aunque se escurra al final hacia lo simbólico y pierda ese pie en el empedrado meado en el que había transcurrido. La exposición de frikis es, además, de primera división.
Y no he tenido mucha ocasión de hablar de “Mystery”, la película de Lou Ye que abrió Un certain regard; aunque tampoco sea para tirar cohetes. Lou Ye tiene aquí mucho reconocimiento, entre otras cosas porque las dos películas que presentó anteriormente, Purple Butterfly y Une jeunesse chinoise, especialmente esta última, le ocasionaron algo más que problemas con los barandas de su país, que le prohibieron ejercer (o sea, rodar) durante cinco años en China. Pues bien, “Mystery” es una especie de melodrama y “thriller” sobre un hombre con doble vida, una familia, otra familia y el pequeño vicio de irse enrollando con cuantas jovencitas puede. Nadie lo diría viendo al tipo, más bien escuchimizado, pero, así es la vida, llena de sorpresas. La sinopsis es bastante más prometedora que lo que luego ofrece la película, en la que el melodrama se queda lejano y la intriga muy corta.
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