En el primer pase para la Prensa de “Venuto al mundo”, la peli de Sergio Castellitto que tiene en Penélope Cruz su único triunfo, hubo varios que se dedicaron a chiflar y a reírse grotescamente en escenas con vocación muy dramática… Y no digo yo que tanto la película como las escenas no sean criticables, y mucho, pero eso tenía pinta de boicot tontorrón o falta de un mínimo respeto. No es raro que, en ocasiones, la escena dramática de una película se resuelva de tal modo que haga “gracia”, y tenemos aquel famoso “Soy Vicente” de la última de Almodóvar, pero hay que procurar no hacerlo de forma tan ostensible e irrespetuosa. “Venutoal mundo” es un pequeño desastre, a pesar de que Penélope Cruz lo da todo en el campo, como aquel Tato Abadía creo que del Atleti. Pero es un tó pa ná, pues su personaje, en efecto con posibilidades enormes en la paz de Italia y en la guerra de los Balcanes, está desencuadernado por el estilo faciloso y puntillón de Castellitto. Ni la austriaca de Barbara Albert ni la libanesa de Zaid Doueiri me han devuelto algo del esfuerzo que he hecho por verlas. La libanesa, “The attack”, tiene un gran dilema moral dentro: un cirujano palestino instalado en Tel Aviv, reconocido y equilibrado, se encuentra con que su mujer se ha “inmolado” (paso de buscar ahora una palabra más justa y caigo en el tópico) en un restaurante y ha asesinado a un montón de personas, y entre ellos varios niños. Un horror. La pesquisa del cirujano, algo loco el hombre, y con razón, lo lleva a él a ese terrible terreno de la “equidistancia”, y la película se enreda entre las causas y los efectos de un modo que, al menos a mí, me repele. Tuvo una gran ovación, a pesar de que está narrada con muy poco acierto y de que una empanada moral la recubre por todos lados. En fin. Hoy ha sido como si ya el cine se hubiera puesto en huelga, horas antes de que se ponga la ciudad y el festival.
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