Siempre me encantó esa frase que decía que Tony Scott era el hermano listo de Ridley, y desde luego yo he disfrutado mucho más en una sala de cine viendo algunas películas suyas que las de Theo Angelopoulos, lo cual no quiere decir que cada uno tenga su prestigio y que estos no se parezcan de algún modo. Su cine se ha prestado siempre mucho más a la contemplación y disfrute que al análisis, aunque todas sus películas le ofrecen al espectador reflexivo la oportunidad de chocar contra ellas con ese efecto perverso del “cine americano” que está escondido entre lo subliminal, lo inexistente y lo paranoico. Creo que su peli que más me gusta es “Marea roja” y tendría que volver a ver esa de “Amor a quemarropa” que en su día me dio un cierto alipori quentiniano; también me parece especial esa de “El fuego de la venganza” (Hombre en llamas, de origen), y muy estimulantes y entretenidas esas de Pelham, Enemigo público o Fanático… Tampoco puedo negar ahora que he tenido mis épocas topguneras… En fin, un recuerdo para Tony Scott, que además se ha organizado una de esas impresionantes escenas de acción para irse definitivamente.
cine Oti Marchanteel