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Blogs Una de piratas por Oti Marchante

Eeteee…, Apichatpong

Oti Marchanteel

Apichatpong es un tío aparentemente sencillo, con unos modales exquisitos, educados, orientales; habla un inglés suave y tan bajito que puede decir lo que le dé la gana, aunque fuese la mayor obscenidad o grosería, que no se molestaría nadie: “¿qué ha dicho?”… Aparentemente sencillo, o sencillo en sus maneras, pero no en esencia ni en fondo. Tiene una idea de lo que es el cine, y desde luego no está por la labor de confrontarla con ninguna otra: hago cine para mí, dice. Y una vez dicho eso, nadie le podrá criticar que tal o cual película suya no le ha resultado accesible, o cercana, o lejana, o buena, o mala ni nada de nada: la película no está hecha para ti, ni para mí, ni para vosotros…, es una película hecha por y para Apichatpong, y el que tenga la fortuna de llamarse así o de sentir así, tendrá la clave para entrar en ella. El caso es que muchísima gente se debe de llamar Apichatpong o debe de sentir lo que Apichatpong, porque es muy difícil salir de una película suya y que alguien no se sienta pescado por ella como por un anzuelo. Alguno hay, ¡infeliz!, que osa proclamar no muy alto su impermeabilidad al cine de Apichatpong… En fin, dentro de unas semanas se estrenará “Tío Boonmee…” y será una película que hay que ver; es, a mi juicio, la que siendo evidentemente para Apichatpong, también tiene un poquito de vocación para ser de cualquiera…, o al menos la tiene más que su anterior cine. Aquí, en Buenos Aires, donde se proyectó para abrir el Festival 4+1, y donde acudió un público que se llamaba Apichatpong, la peli pasó con cierta gloria, y luego entre canapés, el que más y el que menos iba modelando su impresión sobre el tío Boonmee, su hijo mono, su mujer muerta, la selva, la reencarnación y el karaoke. Ya hablaremos más de la peli, pero tiene momentos que, además de asombrosos, son de una eficacia visual alucinante; y tiene otros en los que se puede sacar aquel cartel que lamentablemente ha desaparecido y que rezaba: “visite nuestro bar”. Como estoy en Buenos Aires, me he permitido la ligereza de enrollarme más de lo habitual. Eeete, pido excusas.

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