Me gusta Álex de la Iglesia; me cae bien, quiero decir; incluso si finalmente no dimitiese como presidente de la Academia del Cine. Algo raro le ocurre a la Academia y a los que la componen porque cada cierto tiempo salta un muelle dentro como si fuera un sofá viejo… No se sabe muy bien cuàl es su función, pero sí, y perfectamente, cuál es su disfunción: la Academia del Cine Español está ahí para ser vista, y oída…, un poco, como el papel de Mourinho en el banquillo del Madrid.
Si hubiera algún año en el que el cine español sobresaliera por su calidad y por su diversidad y acierto, la Academia tendría que ingeniárselas algo más de lo que lo hace habitualmente para quitarle protagonismo… Y en cierto modo, este año lo ha tenido un poco más complicado (yo calificaría de más que bueno alguno de los títulos, como “Enterrado” o “Balada…”), pero ya hemos podido ver con cuánta creatividad la Academia se ha puesto muy delante del cine español que representa…
No querremos ver quién gana en la ceremonia de los Goya; querremos ver qué se cuece y a quién escaldan…
cine Oti Marchanteel