El 19 de marzo de 1962 veía la luz un álbum llamado “Bob Dylan” cuyas ventas no fueron las esperadas por el sello Columbia Records, pero que abrirían en camino de la música a un gran cantante de folk que acabaría ganando el Premio Nobel de las Letras por sus composiciones. Robert Allen Zimmerman “Bob Dylan” nació en Duluth, Minnesota, en mayo de 1941; aunque con apenas una veintena de edad se marchó a Nueva York para tocar en locales de Greenwich Village y para visitar en el hospital al ídolo de su infancia, Woody Guthrie, un mítico cantante de música popular estadounidense. Se hizo amigo además de su discípulo, Ramblin Jack Elliott, y junto a él empezó a entablar relaciones con artistas que iban a la gran ciudad en busca de una oportunidad. A Robert Dylan, que era como se le conocía en aquellos años 1960 y 1961, le llegó gracias a una sesión de ensayos a la que asistió para tocar la armónica para su amiga la cantante de folk Carolyn Hester, donde conoció al productor John Hammond, uno de los más importantes de la historia. El hijo de John le había hecho además una serie de recomendaciones sobre este joven artista de Minesotta para que aprobase sus arreglos como instrumentista. Era septiembre de 1961 y Hammond se quedó prendado del talento de Dylan, por lo que fichó en el acto y le invitó a realizar una audición días después en el Gerde’s Folk City. Su actuación le llevó a ser criticado favorablemente en el New York Times, y de ahí a firmar un contrato por cinco años. En las semanas siguientes Dylan se puso a estudiar mucha música de otros artistas porque sabía que tendría que grabar unas cuantas sesiones. Era un hombre con un talento especial ya que con escuchar una canción apenas dos veces era capaz de tocarla, pero también tenía una actitud algo complicada y anárquica. Contaba Carla, la hermana de su novia Suze Rotolo, que Dylan se pasaba días y noches estudiando historia de la música folk, escuchando canciones y adentrándose en estilos como el Blues y el country. En noviembre de ese año grabó su primer disco llamado “Bob Dylan” en tres sesiones para las que Columbia invirtió 402 dólares. Fue una grabación complicada por la poca técnica que Dylan poseía, ya que se alejaba del micrófono continuamente. Además, al cantante no le gustaba repetir tomas ni aprender de sus errores. Finalmente, el disco se editó y meses después acabó publicándose. Para la portada se usó una foto del artista invertida para que el mástil de la guitarra acústica no tapase el logo de la compañía.
En el álbum se incluyeron 13 canciones, de las que solamente dos fueron composiciones de Bob Dylan. Por un lado “Talkin New York” cuya melodía se basa en un tema de Woody Guthrie llamado “Talking Dustbowl Blues”; y por otro lado compuso el tema “Song to Woody” que le dedica a su principal influencia musical como era ese cantante de folk. Para este tema también se basó en otra canción del propio artista llamada “1913 Massacre”. Las otras 11 canciones de las que constaba este trabajo son composiciones de otros artistas de Blues, country y folk que Dylan había estudiado, y arreglado por su cuenta. Entre ellas se encuentras cánticos tradicionales como “Man in constant sorrow”, “Pretty- Peggy-o” o “House of the Risin Sun”. Muchos de estos temas eran los que tocaba habitualmente en sus actuaciones por clubs y cafeterías de la ciudad.
Cuando el disco salió al mercado solamente vendió 2500 copias en todo Estados Unidos, aunque no se calificó como fracaso, y es hoy en día el único lanzamiento de Dylan que no llegó a las listas de éxitos en el país de los campos de algodón. La revista Billboard sí que anunciaba un mes después de publicarse que era un artista con proyección y destacaba los dos temas que había compuesto. Para los dirigentes de la compañía no se fracasó ya que había sido muy barato grabarlo. Fue entonces cuando en 1965, sin esperarlo, se coló en las listas de éxitos de Reino Unido llegando al número 13 del ranking, cuando alcanzó algo más de fama debido a que Dylan ya había publicado otros tantos trabajos con mucha más repercusión mediática y al que artistas como Johnny Cash habían publicitado en público y en privado para que se siguiese apostando por su talento pese a las cifras de ventas. Hoy en día y con seis décadas de música a sus espaldas Bob Dylan, que heredó el nombre oficial de ese primer álbum, es sin duda uno de los grandes estandartes de la música popular americana y un artista que llena auditorios por todo el planeta con multitud de temas reconocibles.
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