Zidane ha tirado a dar tras año y medio al mando del Real Madrid. Duda de los árbitros y de los comités. Su análisis es sencillo: Ronaldo no merece cinco partidos, ni muchos menos, por lo que sucedió en el Camp Nou. Es exagerado. Y el Comité de Apelación ha confirmado el castigo de cinco encuentros al portugués. No ha retirado la segunda tarjeta, una sanción que era injusta, pues no se tiró en el área. Retirarla sería reconocer que los otros cuatro encuentros de sanción se produjeron como reacción a un grave fallo arbitral. No lo han hecho por cobardía.
No podrá jugar competiciones nacionales hasta la quinta jornada de Liga por un empujón leve a un árbitro que tomó todas las decisiones en contra del luso y del Real Madrid. El club y su afición están indignados con razón. El agravio comparativo es vergonzoso con “mordiscos y piscinas Suárez”, con Messi (que empuja árbitros por derecho y sin sanción) y con el propio Ronaldo, que nunca se ha tirado para provocar penaltis. Ni él ni Messi se tiran. Y no se puede juzgar una cosa que no se ha producido. El colegiado el Camp Nou se inventó cosas que nunca sucedieron.
Zidane y el Real Madrid valoran que hay animadversión contra Ronaldo. Cae mal a muchos. Es el mejor y no demuestra falsa humildad, como hacen otros. Eso no se admite. Ser triunfador y no esconderlo. En enero ganará su quinto Balón de Oro y volverá a decir sííí. Muchos no lo soportarán. Quizá le pongan otros cinco partidos.
Otros temas Tomás González-Martínel