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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Zidane, Benzema y Courtois, los puntales de un Real Madrid que renació de las cenizas

El técnico se has hecho más grande al superar dos crisis que casi le cuestan el puesto con un cambio de filosofía y su apuesta por los jóvenes; Benzema ha sido el jugador más completo del Real Madrid, goleador y centrocampista; y Courtois se ha convertido en el muro milagroso que necesita un equipo grande

Real Madrid's Karim Benzema celebrates his goal against Sevilla with Real Madrid's assistant coach Zinedine Zidane during their Spanish first division soccer match at Santiago Bernabeu stadium in Madrid October 30, 2013. REUTERS/Susana Vera (SPAIN - Tags: SPORT SOCCER)
Tomás González-Martínel

Zidane, Benzema y Courtois, tres ases que merecían ser campeones por su talento y su rendimiento. Los tres han sido los líderes principales de este Real Madrid que fue vilipendiado en enero y que ha peleado hasta el final por el éxito. Desgranamos el buen funcionamiento de cada uno.

Zinedine ha sufrido como nunca, se ha visto fusilado, ha escuchado que le echaban. Todos esos momentos de tensión le han forjado como técnico. Le han expoleado para reaccionar, para cambiar, para asumir errores, para corregirlos y para hacer campeón al Real Madrid con una revolución interna y personal que transformó al equipo.

Esta Liga subraya el año más importante en la carrera de Zidane como entrenador. Nunca esperó el francés superar tantos obstáculos para ser campeón. Reconocen en el club que Zizou ha aprendido más en este año que en los cinco anteriores, en los que conquistó tres Champions y un total de once títulos. Las derrotas del Real Madrid en la Champions y en la Liga le pusieron en la diana, a los pies de los caballos. Se habló de su posible destitución si la crisis continuaba. Esos momentos oscuros se produjeron en noviembre y en enero. El marsellés los superó todos. Escuchó críticas contra él y contra su estilo como técnico. Muchos que antes le elogiaban ahora se subían al carro de las acusaciones. Le dolieron los ataques a sus jugadores porque lo daban todo y las cosas no salían. Las decenas de lesiones y el coronavirus eran otros dos enemigos paralelos que no hablaban y hacían tanto daño como los ataques dialecticos.

Zizou lo aguantó todo, sacó al equipo del marasmo en todas las crisis y cuando pudo explotó y cantó las cuarenta ante tanta falta de respeto al conjunto que había sido campeón de Liga el verano pasado. Se hablaba de un equipo que ya era viejo, que el periplo triunfal se acabó en 2018 en Kiev y el francés recordó que esos futbolistas habían ganado la Liga hacía unos meses. Enojado, dijo a la prensa que eran algunos periodistas los que le habían colocado al borde del despido. Pidió respeto para una plantilla que lo había ganado todo, que era campeona de Liga y que iba a reaccionar. Así sucedió. Las victorias en el Camp Nou y en Sevilla levantaron al equipo. Se clasificó primero de grupo en la fase de grupo de la Copa de Europa cuando unas semanas antes parecía eliminado.

Salvada la primera crisis, llegó otro bajón de nivel en enero, eliminado de la Supercopa de España y en la Copa ante el Alcoyano. Zidane volvió a coger el toro por los cuernos. Eliminó al Atalanta en octavos de final de la Champions y puso a todo el mundo en alerta al vencer al Liverpool en cuartos de final. Zizou demostró que sus jugadores todavía tenían cuerda y el carácter que exige el club. ZZ se ganó el respeto, al igual que sus hombres. Desde las derrotas de enero solo ha sumado una derrota en la Champions, en Stamford Bridge frente al Chelsea, que le eliminó de las semifinales de la Champions. Nadie esperaba que los blancos alcanzaran las semifinales de su torneo preferido. Pero el Real Madrid no perdía en la Liga. Y remontó los doce puntos de desventaja que tenía ante el Atlético. Nadie esperaba tampoco que estos futbolistas pudieran aspirar al título liguero.

Este campeonato es apoteósico para el entrenador y sus pupilos, por lo que significa. Porque es la respuesta ante tantos críticos. Es un premio a su saber hacer y a su cualidad de superar errores. Un premio a cambiar de postura y contar por fin con los jóvenes tras muchos meses confiando en los veteranos de siempre. Han sido los jóvenes y los chavales de La Fábrica los que han ayudado a que este Real Madrid saliera adelante.

Es verdad que al principio no creía tanto en los chavales. Al final los ha elegido y ha dado una lección de sabiduría al admitir los errores y corregirlos. Este ascenso de la juventud y de canteranos como Nacho es también un mensaje para la próxima temporada. Es un mensaje del cambio de ciclo que se ha anticipado como esencial en esta Liga. Ha sido una campaña de reafirmación y de confirmación, según los casos, para Rodrygo, Vinicius, Valverde, Militao, Nacho, Odriozola, Miguel, Blanco, Chust, Arribas y Marvin. El ascenso de esos jóvenes es un mensaje de futuro. Zizou ha tenido que sentar en la reserva a Hazard, a Asensio, a Marcelo y a Isco. Y ha visto cómo Militao, Nacho, Valverde, Vinicius y Rodrygo se consolidaban en el once.

Zidane ha aprendido de sus errores. Ha sido lo suficientemente humilde para admitir los fallos y corregirlos con cambios drásticos en la alineación para ganar una Liga que nadie esperaba. Zizou ha demostrado sabiduría para reconocer que cuando se hacen las cosas mal se pueden arreglar y hacerlas bien.

Quien lo hace casi todo bien es Benzema. Ha sido el líder del Real Madrid en el campo, el brazo ejecutor de Zidane en el césped, el hombre al que Zizou aconsejo y formó durante una década, primero cuando era consejero personal de Florentino Pérez y después como entrenador de la primera plantilla.Zinedine llegó al cargo el 4 de enero de 2016 y desde entonces tuvo a «Karim» como un estandarte del equipo. Un liderazgo que el jugador asumió como propio cuando Cristiano se marchó hace tres temporadas. Entonces fue Benzema quien expuso en la casa que él estaba dispuesto a tomar la batuta del equipo. Y se erigió en el líder de la plantilla junto a Sergio Ramos. Desde aquella última Champions conquistada cogió las riendas de un equipo que realizó paulatinamente una remodelación que ahora será más drástica, pero Benzema ha sido incombustible en este trienio y lo continuará siendo en el futuro. El ariete ha sido uno de los principales artífices de este título de Liga
español, el cuarto de su carrera en nuestro país, el segundo consecutivo. Sus prestaciones fueron clave en el campeonato del año pasado y ahora han sido todavía más importantes. La treintena de goles anotados esta campaña han sido más determinantes que nunca en su carrera, pues el Real Madrid no golea ahora como lo hacía años atrás. Cada acierto ha valido más puntos. No anotaba en los minutos finales, con el rival cansado. Karim ha firmado goles fundamentales. Sus dianas han sido muchas veces una bendición que producían puntos. Es uno de los hombres más destacados de esta temporada.

Su clase es reconocida en el barcelonismo y en todo el mundo, en los clubes grandes y en los clubes pequeños; tomó el testigo de mando cuando Cristiano se marchó y se ha hecho más grande a medida que cumplía años. Ha sido tan relevante su aportación al equipo que cuando Benzema no ha marcado se han perdido puntos.

Lejos e inolvidable queda aquella visita de Florentino Pérez a Bron, su localidad de residencia, cerca de Lyon, para ficharle. En su cuarto tenía pegado un póster de Ronaldo Nazario de Lima. Hoy es un líder de la entidad, un referente para el equipo, el mejor extranjero de la historia del Real Madrid, el quinto artillero histórico de la institución, por detrás de Cristiano, Raúl, Di Stéfano y Santillana. Piensa superar al mito cántabro en un futuro.

Ensalzamos su liderazgo y su rendimiento constante, sin lesionarse, siempre fijo, siempre dispuesto a jugar, sabiendo graduarse para no caer en alguna lesión. Eso es un arte de sabiduría del que otros jugadores deben aprender. Es una leyenda viva del Real Madrid. Su «perfomance» ha sido mejor a medida que los años pasaban. Es como el vino añejo, sabe mejor con los años. Es soberbio su nivel, su entrega, su calidad técnica, su manera de pinchar un balón que viene del cielo, sus taconazos como el marcado ante el Barcelona, su carácter inasequible a la presión, su personalidad inasequible al desaliento.

Florentino Pérez le ha ofrecido la renovación por tres años aunque tenga 33 y Benzema, responsable, honesto profesionalmente, solo ha querido renovar por dos, hasta 2023 y entonces él mismo decidirá si se encuentra en el nivel necesario para continuar ese rendimiento máximo en un club de tanta exigencia. Esa seriedad es otra de las claves de su éxito. En este sentido es muy parecido a Zidane, que se marchó del Real Madrid en 2006, perdonando una temporada y seis millones de ficha, cuando vio que ya no podía rendir como en sus años gloriosos. Karim hace lo mismo. Hará lo mismo.

De momento le disfrutan los madridistas y le disfruta el amante del fútbol, porque su clase es reconocida entre propios y ajenos, entre el madridismo y el barcelonismo, en todo el planeta. Un veterano zorro como Mendilíbar dice que es el mejor delantero del mundo, porque hace jugar todo el equipo. Tiene razón. Benzema hace jugar al Real Madrid. Le ha hecho campeón de una Liga imposible. Es, sencillamente, el futbolista extranjero más importante en la historia del Real Madrid.

Benzema anota goles y Courtois evita goles. Es el otro gran artífice de este Real Madrid que se ha hecho a sí mismo tras estar en la diana hace cinco meses. Dos metros de envergadura y una agilidad felina que han salvado al Real Madrid en muchos partidos con paradas impensables; ha disputado las 38 jornadas con la regularidad que define a un campeón.

Fuerte como un roble, al como una montaña, orgulloso Thibaut. La letra del Proud Mary, que hizo popular en el mundo la enorme Tina Turner, define perfectamente la idiosincrasia de este belga extraño, distinto, «español» desde hace muchos años. Es un líder dentro y fuera del campo, inteligente, un hombre que dice las cosas claras y hace autocrítica con franqueza porque sabe que cuando las cosas se hacen mal hay que corregirlas y exponerlas en la cocina. En bastantes ocasiones, cuando las cosas salieron mal, dio la cara en nombre del grupo y realizó manifestaciones que exigían una reacción y un análisis interno de las causas de lo sucedido. Y relataba con sinceridad que su equipo no hizo las cosas que sabía que debía realizar.

Ha sido determinante en los dos últimos años en el Real Madrid. Inolvidables sus penaltis parados en la Supercopa de España disputada en Arabia Saudí. Salvador del equipo blanco en múltiples ocasiones, con paradas imposibles en situaciones límite. Esta ha sido, más que nunca, la mejor campaña de Courtois. Ha ganado tantos puntos como Benzema con intervenciones sensacionales, con tres y cuatro actuaciones por partido que decidieron muchos resultados. Sus acciones, milagrosas en muchos casos, le han hecho un líder del equipo, dentro y fuera del campo, porque sus declaraciones también son muy sensatas y se ha convertido en un portavoz de la plantilla.

Cuando llegó al Real Madrid lo pasó mal. La querencia popular a Keylor Navas era un primer examen. Y ser guardameta de un equipo que entró en crisis, sin Cristiano, supuso una debilidad que se agravó con los problemas defensivos. Los futbolistas no hacían la presión como antes y los rivales llegaban al área madridista con facilidad. Para colmo, la mala suerte se cebó con el belga en momentos clave. Vivió una mala etapa. Menos mal que es muy fuerte psicológicamente. Lo dice el propio Courtois. Cree mucho en sí mismo y es difícil que se desmorone. Esa fortaleza mental le ha permitido superar escollos muy duros, incluso silbidos, hasta consagrarse en el Real Madrid. Hoy es indiscutible, elogiado por todos, tirios y troyanos. Ha jugado las 38 jornadas de Liga. Es fijo, no se lesiona. Sabes que siempre podrás contar con él.

Muchos entrenadores rivales han expuesto en este campeonato que Courtois ha sido decisivo en los partidos que les enfrentaron al campeón. En esta fase final el curso ha sido el portero más en forma de la Liga española, camino de seguir siendo un baluarte con la selección belga en la Eurocopa. Sus paradas ante el Chelsea en ambos enfrentamientos dieron la medida internacional de su nivel.

Tiene en su mente la asignatura pendiente de la Champions. Madridista de verdad, confeso, se creó problemas por decirlo con tanta franqueza después de militar cedido en el Atlético unos años antes. Siente los colores y lo expresa. Vino al Real Madrid para conquistar el torneo fetiche de la entidad, esa Copa de Europa que han ganado muchos de sus compañeros.

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