Si el VAR se hubiera aplicado bien, el Real Madrid ya sería campeón de Liga. El BAR le ha robado diez puntos esta temporada. Hoy, tras vencer en Granada, está a dos puntos del Atlético. Debería sumar ocho de diferencia.
Las patadas de tarjeta roja, sin sanción, sufridas en el Nuevo Los Cármenes por Rodrygo, Hazard y Marvin, denunciadas por los árbitros que hoy son comentaristas, es el último ejemplo de un complejo maricomplejín para pitar al Real Madrid con justicia.
Los arbitrajes al Real Madrid hacen pensar en meigas, que nadie cree en ellas pero haberlas haílas. El campeón de Liga vigente tiene muchas razones para pensar que existe una tendencia para no pitar muchas cosas al conjunto blanco. Si a pesar de todos los perjuicios gana esta Liga, que no creemos, será una heroicidad, porque los colegiados y el BAR, porque el Real Madrid no ha tenido VAR, sino BAR, han destrozado a Zidane y sus hombres, pues en una actuación normal de los colegiados el quipo blanco estaría ya cerca de ser campeón, con cuatro puntos más de los que tiene, y dependiendo de sí mismo.
Hay una extraña sensación de antimadridismo en el ambiente, en el segmento arbitral, en la Liga, en todos los ámbitos del fútbol español. El enfrentamiento eterno de Florentino Pérez con Javier Tebas aporta sentimientos a esta visión, con demandas judiciales respecto al reparto del dinero televisivo que han durado años hasta conocer la sentencia.
Estas situaciones generan un ambiente raro que se traslada a los arbitrajes. Parece que no se tolera al Real Madrid, al que se rata como un rico insolidario. Es increíble, pero el Barcelona tiene mayor presupuesto que el Real Madrid y sin embargo no es considerado un rico insolidario. Las visiones distintas desvelan que algo hay. Envidian al Real Madrid. Y hay que saber que la envidia es sencillamente admiración.
El aura que rodea al Real Madrid y los arbitrajes no es sano. Hasta mis amigos barcelonistas, muchos de ellos empresarios, dicen que al Real Madrid le atracaron la Liga frente al Sevilla. Y lo dicen riéndose, pero lo reconocen. y en el aire queda esta reflexión: ¿Se imaginan que al Barcelona le hacen lo que soportó el Real Madrid frente al Sevilla? Hoy estarían hablando, y durante lustros, del robo al Barcelona y del manido tema del centralismo. Habrían salido Laporta, Piqué y Jordi Alba a decir que no nos quieren, que la Liga está amañada.
Y el ambiente de nuestra Liga deja sospechas. Parece que señalar un penalti a favor del Real Madrid es como rendir pleitesía al rico y por eso no se los pitan. Parece que no señalar una falta importante en el área contraria que beneficia el equipo de Zidane debe ser normal, porque como es un equipo que tiene mucho más dinero tiene que ganar sin faltas, ni penaltis. Es paradójico que el Barcelona, más rico que el Real Madrid, con un presupuesto superior, no sufre esa patología psicológica del gremio arbitral. El club azulgrana recibe todos los penaltis que le hacen y hasta los que no les hacen también. Y en cuanto hay una jugada polémica, como la de Lenglet con Ramos, el Barcelona monta en el escarnio para decir que al Real Madrid le ayudan todos los árbitros y no se le señala otro penalti durante cinco meses.
El caso es que esta temporada el Real Madrid puede decir muy claro que le han atracado antideportivamente el campeonato. Es increíble que hayan pasado meses y meses para que le pitaran un penalti a un equipo que solo sabe atacar y que juega el área contraria más minutos que nadie.
En la mente están cuatro penalti claros no señalados a favor del campeón vigente desde que Koeman montó la campaña arbitral conra el Real Madrid por el penalti de Lenglet a Ramos. Cinco meses estuvieron los blancos sin que les concedieran ni uno. En la mente del club de la capital de España están otros dos penaltis, los cometidos sobre Casemiro tanto en Elche como en Pamplona, que no fueron señalados y que pudieron costar cuatro puntos. En la cabeza tenemos la mano de Hermoso en el derbi contra el Atlético. ¿La de Hermoso no fue penalti y la de Militao sí? Descuenten dos puntos al Atlético y sumen dos al Real Madrid y verán la clasificación.
Muy reciente está la mano de Jordán en Valdebebas en el partido de la polémica frente al Sevilla. Para mí esa mano no se tiene que señalar, pero es que sobre todo tampoco se puede señalar como pena máxima la mano involuntaria de Militao. El Reglamento actual fue mal interpretado el domingo por Munuera y por el BAR, porque las normas de hoy dictan que esa mano no había que pitarla porque viene procedente de la cabeza del jugador brasileño y le pega en un brazo un balón que va hacia fuera del área, que nunca va hacia portería. Es increíble que eso se considere penalti.
Qué González González sea el árbitro que haya sumado todas las jugadas polémicas en contra del Real Madrid hace pensar mal, en meigas, esas que nadie cree pero que haberlas haílas. Entre Hernández Hernández y González González, el Madrid puede pensar “de atraco en atraco” con mucha razón. Y no es un “atraco” porque los árbitros estén vendidos y esas frases antiguas, sino atracos porque estos árbitros parecen que tienen en la cabeza que al Real Madrid, al rico, no se le puede señalar nada a favor.
Para la historia queda ese árbitro que tenía el escudo del Barcelona en su piscina y que osaba pitar al Real Madrid cuando el Comité Arbitral (arbitrario, dicen los madridistas), le designaba. Victoriano Sánchez Arminio sabe muy bien de qué hablamos. El Real Madrid comentaba en petit comité que sería conveniente que ese colegiado que tiene el escudo de Barcelona en su piscina no pitara al Real Madrid. Pero lo seguirá haciendo. Ya sabemos que Ángel María Villar y Sánchez Arminio no querían demasiado el Real Madrid porque fue siempre su opositor. El club blanco votó siempre para que el dirigente bilbaíno dejara la presidencia de la Federación, ese órgano del que ha vivido media vida.
El caso es que el Real Madrid pensar con mucha lógica que esta Liga se la han quitado los arbitrajes. Un torneo que ha jugado con 56 lesiones, más que nunca en su historia, diezmado, noqueado, pro nunca hundido. Y con esa cantidad de bajas, hoy, sin embargo, debería ser casi campeón si los colegiados hubieran impartido justicia. No la han impartido. Han impartido injusticia con un complejo crónico en contra del Real Madrid, del rico, explotando de la manera más primitiva y burda la envidia contra el que tiene más dinero para fichar, aunque llevemos dos temporadas de cinturón apretado.
Si al final el Real Madrid fuera campeón, que no lo creemos, salvo que el Atlético perdiera las dos jornadas que le restan, eso sería una heroicidad de Zidane.
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