Hay indignación y sospecha, dos datos que son muy malos para creer en algo. Florentino Pérez se sumó en la última asamblea del Real Madrid a una postura general del madridismo que tiene razones para argumentarla. Los aficionados blancos observan desde hace años que al Real Madrid no le señalan muchos penaltis y además no se ven por televisión, como si los jueces quisieran tapar la realidad y el VAR ejerciera de censura. Ha sucedido en diversas ocasiones a lo largo de estos años. Como en aquel gol anulado a Bale en el Camp Nou en un cabezazo perfecto que el árbitro anuló porque quiso. Esa acción sentó muy mal al madridismo, que observaba una vez más las ayudas arbitrales al Barcelona que sufrieron en la extensa era de Ángel Villar.
Llegó Luis Rubiales y debutó el VAR, en un intento de democratizar el fútbol. El penalti no señalado, de nuevo en el Camp Nou, por dos patadas a Varane, volvió a generar malos pensamientos. Ahora, la estrategia se ejecuta no emitiendo las jugadas polémicas y dándolas una vez y ya está. Sin embargo, otras acciones se reiteran una docena de veces y se crea opinión. Es el nuevo estilo de influir.
Los dos últimos partidos disputados por el campeón de Liga vigente han dado pábulo a las dudas del madridismo sobre la justicia arbitral y la utilización partidista de las imágenes televisivas. Casemiro fue víctima en Pamplona de una penalti clarísimo, placado y arrastrado, en el último minuto del encuentro. El árbitro no lo pitó y en televisión solo se vio un segundo, pero se observa al brasileño agarrado y tirado al suelo con violencia. Era una falta clara dentro del área que el colegiado y el VAR no señalaron y que la televisión solo emitió en una ráfaga ¿Qué habría sucedido si ese penalti se lo hacen a Messi? Habría programas enteros sobre el perjuicio cometido sobre el Barcelona.
Cinco días más tarde, en Málaga, ramos fue objetivo de otro placaje, esta vez al cuello de Ramos, también en los últimos minutos, que pudo significar el empate ante el Athletic. Las imágenes se han dado en un santiamén, sin incidir en ellas, pero la jugada también pudo cambiar el resultado.
El penalti a Casemiro pudo significar la victoria madridista en Pamplona. El penalti a Ramos, de transformarse en gol, pudo suponer la disputa de una prórroga y quizá mañana habría otro finalista en la Supercopa española. Son dos perjuicios muy graves. De eso no se habla.
Estos hechos indignan al madridismo y alimentan las palabras que Florentino Pérez dijo el 20 de diciembre en la asamblea del club. El dirigente criticó que las jugadas del Real Madrid o no tienen buena imagen o se ven mal, para acusar especialmente al antimadridismo latente de muchos comentaristas. El madridismo observa una diferente barra de medir, de los árbitros, del VAR, de las imágenes televisivas y de los programas de televisión y radio. Es una realidad, sea justa o no la valoración.
No hay imágenes buenas de los penaltis a Casemiro y a Ramos ¡Qué casualidad! es lo que piensa el madridismo. Es una hecho para que la Federación, la Liga, los árbitros, los jefes del VAR y los empleados del VOR se lo piensen, porque sí hay dos verdades indiscutibles: no se han dado buenas imágenes por televisión de esos dos penaltis. Y no se señalaron.
Rubiales, la Federación. ha pedido disculpas por lo sucedido en la Supercopa de España. Muy bien, pero no es suficiente. La Liga y el VAR deben mejorar mucho. Y los árbitros, todavía más. Como reconoció Velasco Carballo, hay doscientos errores en sus decisiones y esto es mucho peor cuando hay un VAR para utilizarlo. Muchos colegiados se niegan a usarlo. No quieren admitir que su poder ya no es omnímodo. Grave es que, utilizando el VAR, las imágenes no sean buenas en las acciones decisivas. Y si esas jugadas perjudican al mismo equipo, las sospechas, como las patatas fritas, engordan.
Otros temas Tomás González-Martínel