La bravuconada de Monchi quedó muy bien para justificar a su equipo ante la prensa. Pero era eso, una bravata. una forma de tapar los errores del Sevilla en el segundo tiempo. Casemiro pasó a ser un media puna y nadie en el Sevilla se enteró. Si Monchi retira el equipo del campo, le habrían quitado tres puntos y habría significado la pérdida del puesto de Champions. El show quedó muy bien para vender la derrota ante la prensa, pero no hay ovarios para hacerlo Monchi.
Dijo el director deportivo del club andaluz, que se erigió en presidente (¿Qué opina Castro?), que si llegan a anular el gol del empate a De Jong sacaba al Sevilla del partido. Pues el colegiado debió anularlo y no lo hizo, pues el balón no solo tocó en el codo de Munir una vez, sino que lo hizo dos veces, la segunda al meter Varane el pie y salir el balón rebotado de nuevo al brazo del delantero sevillista. La jugada siguió y el holandés remató el 1-1.
Ese árbitro anuló con acierto el primer tanto del holandés, el objeto de las bravatas de Monchi. Gudelj hizo un bloqueo a Militao que fue falta. Echó el hombro hacia adelante para hacer fuerza y frenar al defensa que vigilaba a De Jong. El VAR avisó al colegiado y fue a verlo en la televisión. Lo anuló sin dudarlo.
Todo el festejo posterior de Monchi fue para esconder que, después de eso, Zidane salió de su error inicial, cambió la colocación de su equipo en el segundo tiempo y derrotó a Lopetegui con el ascenso al ataque de Casemiro, en silencio, sin nadie darse cuenta. Y el brasileño decidió los puntos con dos golazos. De eso no habla Monchi, ni el Sevilla. No interesa valorar la verdad. No interesa reconocer la virtud de Casemiro y los errores propios.
LOS QUE LLORAN LO HACEN SIEMPRE PARA TAPAR LA REALIDAD. CASEMIRO arriesgó mucho, de acuerdo con Zizou. No había medio centro y el Sevilla no lo aprovechó. Pasó a ser interior derecha, se internó por ese flanco en varias ocasiones y ningún mediocampista del Sevilla fue a marcarle.
Banega y el “Mudo” Vázquez se quedaron en silencio administrativo al ver que Casemiro no estaba en el centro, porque se iba arriba. Ninguno bajó a marcarle. Era un marrón. Trabajo defensivo que no luce. Nadie fue a vigilarle. Y les costó el partido.
Dos golazos del brasileño. El primero, tras un taconazo de oro de Jovic y una incursión de clase con balón levantado ante la salida de Vaclik. El segundo, un cabezazo perfecto. de esto no se habla.
En Mallorca hablan también de la posible retirada del Sevilla del campo de Son Moix, donde al conjunto local le perjudicaron con el arbitraje y al club hispalense le ayudaron ostensiblemente. Entonces, Monchi no habló de marcharse del campo. Por cierto, el entrenador del Mallorca tampoco habló de marcharse del campo, y él si que fue perjudicado. La diferencia es que al Sevilla no le perjudicaron en el Bernabéu. Lo que pasa es que duele que para una vez que se marca con el empate a cero, el gol estaba precedido de falta. Y duele que desde hace once años no se vence en Chamartín. Pero menos llorar.
Monchi, espero que la próxima vez no se quede en bravuconada y lo haga de verdad. Espero que la próxima vez retire usted del campo al Sevilla cuando crea que le perjudican. y que lo retire también cuando le ayuden. Bajará usted a Segunda, porque le ayudarán unas cuentas veces y le perjudicarán otras cuantas. Y cada vez, tres puntos menos como mínimo. Menos lobos Caperucita. Que hablar es gratis pero hacer (la retirada) cuesta mucho.
Y la próxima vez, Monchi, dígale usted a su equipo que cuando un centrocampista como Casemiro sube al ataque, hay que marcarle. O les volverá a costar el partido. Pero a usted no le interesaba hablar de fútbol, de analizar el partido, porque el segundo tiempo fue del Real Madrid y especialmente de Casemiro, un hombre sin caché de figura, pero que es un gran futbolista, como bien sabe Lopetegui, que le hizo crecer en el Oporto.
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