Se ha convertido en el líder técnico y táctico del Real Madrid. Cuando ha recibido toda la confianza, se la ha quedado para él solo. Modric es el jugador más importante del conjunto blanco. Con ASncelotti, en este sistema 4-3-3, se ha erigido en el constructor que da balones de oro a Jesé, a Bale, a Cristiano (ya tiene dos por cierto) y a Benzema, los cuatro jinetes del Apocalipsis de los contrarios. El croata cuenta con el imprescindible apoyo de Xabi. El guipuzcoano ejerce de medio de cierre, cubre las subidas de Luka y le permite jugar en ataque sin pensar en defender.
En realidad, el triunfo de Modric es un éxito compartido con Alonso. Tener al vasco detrás es un seguro de vida. Corta, manda y dirige cuando las cosas no salen o se necesita otro paso adelante. Xabi grita y el grupo se pone firmes. Con ese jefe atrás, Modric ejecuta su fútbol ofensivo con serenidad. Y su creatividad es sensacional, inesperada. Supera el nivel que Florentino Pérez y José Ángel Sánchez vieron cuando propiciaron su duro fichaje en agosto de 2012.
Es que hay una verdad latente en las sensaciones de los hombres que rigen la empresa radicada en el Bernabéu: Luka ha alcanzado en el Real Madrid su máximo rendimiento. En realidad es un media punta que penetra desde atrás. Sus pases son perfectos. Sus diagonales, de genio. Y tiene una virtud sobrenatural para regatear a dos, salir con el balón controlado y ofrecer el centro preciso que es medio gol. Esa capacidad para sortear a los dos hombres que le presionan habitualmente es la gran noticia para el club. Su calidad es enorme. Su clase y su resolución, sorprendentes.
Además, corta, recupera balones en una labor sorda, casi inapreciable en comparación con la belleza de su toque. Carlo le ha pedido una cosa más: disparar. Marcar más tantos. Tiene tiro para ello. En Getafe anotó su primera diana de la Liga. No puede ser, dice Carletto. Su alcurnia le permite ser más protagonista ante la portería. No marca porque prefiere otorgar el pase decisivo a los grandes delanteros que le acompañan arriba. Pero su “chut” es colocado y conciso. Merece más galones. Más galardones. Modric se lo merece.
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