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Blogs Tiro al blanco por Tomás González-Martín

Mingote y Juanito, un 2 de abril para la historia

Tomás González-Martínel

El maestro del humor en la prensa murió el 2 de abril de 2012 después de sembrar conciliación, elegancia, clase, bonhomía, ingenio, arte y ese buen gusto que se ha convertido hoy en una virtud casi imposible de encontrar en nuestra sociedad. Mingote era la visión periodística y el buen hacer como humorista gáfico. Era tan buena persona que en las entregas de premios de la Casa de ABC saludaba con una sonrisa incluso a quienes no le habían pagado nunca, le debían dinero y mantenían el pleito judicial durante años para no pagarle nunca. Mingote te decía con sorna: este que me saluda me debe cincuenta mil euros. Y el bueno de Mingote no le decía nada. Murió y muchos no le pagaron. Esa será la condena eterna de esos malhechores: Mingote murió feliz y a ellos siempre les quedará en su cabeza que no pagaron a un santo genial, cum laude del dibujo y del talento.
Un artista del balón también falleció el 2 de abril, de 1992, cuando unos troncos salieron por la parte trasera de un camión y el coche de Juanito se estrelló para siempre sobre esas malditas maderas. Juan Gómez es un icono del madridismo. Siempre iba de cara, nunca se escondió en un campo de fútbol aunque los pitos atronaran contra él. Quería el balón, intentaba el regate, arriesgaba y cuando no le salía se llevaba todos los silbidos. Salvaba al resto del equipo, escondido tras él.
Fue un gran extremo, con un dribling bonito. Un genio, que funcionaba a golpes de talento. Dio pases de gol a Santillana y Pirri, cabeceadores de postín, durante diez años. Su carácter impulsivo le traicionó y frenó, con la sanción durísima de la UEFA, una carrera que debió ser mucho mejor. Muchas veces salimos con él, tras los partidos, y comentamos esa mala suerte de ser víctima de un pronto que le hacía reaccionar unos malos segundos sin pensárselo. Lo pagó muy caro.
Con Juan compartimos, en el pub Lancaster de Benito, noches deliciosas, con los jugadores del Real Madrid y del Atlético. Analizaban el partido y las patadas que se habían dado cinco horas antes en el Bernabéu o en el Calderón. Con una sonrisa. Benito había marcado a Rubén Cano y el argentino estaba allí, en su pub, tomándose un copa después de la batalla. Adelardo recuerda siempre que después de los partidos se veían los jugadores de ambos equipos con normalidad. Hoy sería impensable, en esta tontería del enfrentamiento total. Con Juanito, Arteche, Quique Ramos y otros fubolistas vivimos “la noche después” con serenidad, hablando de fútbol. Juan saludaba a su marcador, que le había breado a patadas, y le exigía que le invitara al menos a la segunda, con humor.
Juanito no tuvo suerte en la vida. Cuando la rehacía falleció en ese accidente lleno de infortunio. La quinta del Buitre le quitó el puesto y el veterano Juanito no tuvo miedo en ayudar a Martín Vázquez, a Míchel, a Butragueño a integrarse en la primera plantilla. Sabía que eran su relevo. Como lo fue el de Santillana. Fue un gran hombre marcado por un carácter que le traicionaba a él mismo.
Juan, que nunca ganó la Champions, que se quedó en las puertas de la final de París, es el único jugador de la historia blanca que recibe un homenaje en cada partido del Bernabéu. En el minuto siete se corea su nombre de Juanito maravilla. Hay que meditar bien este hecho. Refleja la trascendencia que Juanito tuvo en el Real Madrid.
Su hijo relata este domingo en ABC que durante dos años acudió de incógnito al fondo sur del estadio para vivir en directo la emoción de ese minuto siete dedicado a su padre. Cuantas veces se le escaparon las lágrimas.
Hoy se nos escapan las lágrimas por el eterno número siete del Real Madrid y por el número uno del humor gráfico mundial. Mingote es la excelencia. No hay mejor forma de conocer la alcurnia informativa de Mingote que ver sus dibujos publicados en ABC hace cinco, diez años y veinte años. Verán que todos mantienen la actualidad de hoy. Inolvidable aquella portada de ABC con un tricornio de Guardia Civil que salía del agua con un vasco encima de sus hombros, con su chapela en la cabeza. La Guardia Civil había trabajado muy duro, se jugó la vida, en unas inundaciones sufridas en terriorio vasco. La imagen lo decía todo. Descansen en paz Mingote y Juan. Figura y genio hasta la sepultura. Hoy, ABC les rinde homenaje. Es un honor.

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