La historia del odio rodeado de admiración que el sevillismo tiene con Ramos nació de una gran mentira que los sevillistas quisieron creerse, inventada por José María del Nido. El entonces presidente del club andaluz salvó su pescuezo a costa de cortar el del jugador. Dijo que el Real Madrid pagó su cláusula de rescisión, 27 millones, y no pudo hacer nada. Adujo que Sergio deseaba irse. No es cierto. Del Nido llegó a un acuerdo con Florentino Pérez para el traspaso, un pago que en verdad se realizó a plazos, a cambio de saldar la deuda económica que el Sevilla tenía con Sergio. ¿Cómo se paga una cláusula de rescisión hostil a plazos, señor Del Nido?
El entonces máximo responsable del Sevilla descubrió la verdad en público. Anunció en la Junta de Accionistas del Sevilla que el abono de los 27 millones se haría a plazos. Todo quedó demasiado claro.
Tampoco es verdad que Ramos quisiera irse a toda costa. No. El 11 de mayo, tres meses antes de acordarse la transferencia encubierta, el joven Ramos, de 19 años, hizo una propuesta a Del Nido: se quedaría si le otorgaban un contrato de por vida. Ramos era la revelación del fútbol español, ya internacional. Era una buena oferta para el Sevilla. El equipo podría disfrutarle durante años y pensar incluso en transferirle cuando tuviera 25 años, por ejemplo, en plena madurez. Del Nido se negó. El club necesitaba dinero. Y el Real Madrid pagaba el precio más alto de la historia por un defensa español de 19 años. Nada menos que 27 millones del año 2005. El Real Madrid había abonado 45 por Ronaldo Nazario, un delantero contrastado a escala internacional, en 2002.
El dirigente andaluz quiso el dinero. Era lógico. Pero encubrió el acuerdo como una operación hostil para justificarse ante la masa social. René Ramos, hermano de Sergio, tuvo que acudir a la Liga el 31 de agosto de 2005, media hora antes del cierre del mercado de fichajes de verano de ese año, para hacer el teatro de entregar un cheque con el pago de la cláusula y salvar a Del Nido ante los socios sevillistas. El dirigente les pagó después con la acusación de querer marcharse de manera irrevocable. Ten amigos y ayúdalos para esto.
Cuando Sergio acude a Sevilla con su familia, lo hace siempre que puede, sus paisanos le piden el autógrafo. Una vez obtenido el premio, para enseñarlo y fardar ante los amigos, esos mismos sevillanos le llaman “hijo de” su madre. Es el hijo de su madre más admirado del mundo.
Los sevillanos le admiran porque ha conseguido a escala mundial lo que pocos sevillanos pueden decir. Es el líder del Real Madrid. Ha ganado dos Champions y dos Mundiales de Clubes. Es un futbolista decisivo del mejor equipo del mundo. Ha conquistado un Mundial y dos Eurocopas. Es un sevillano ejemplar. Le admiran. Por eso le llaman hijo de su madre. Porque en España, como dice Cristiano con sonrisas, “ser llamado hijo de” tu madre “es un elogio”. Solo pasa en esta nación. Y este “hijo sevillano de su madre” hizo en 2005 lo que todos los sevillanos habrían hecho: marcharse a triunfar a escala mundial al Real Madrid. Por eso le odian. Por eso le admiran. Porque es un triunfador. Es la única clave de esta inquina. Le envidian.